Si por azar tu noche se poblara de susurros y no pudieras contener tus anhelos, ten por seguro que soy yo llamándote bajito por tu nombre…invocando a la Diosa para retarte a duelo.
de Silvana de Lima /// Pretensiones literarias... poesía, relato, cuento corto.
martes, 23 de noviembre de 2010
Si fuera cierto...
Si por azar tu noche se poblara de susurros y no pudieras contener tus anhelos, ten por seguro que soy yo llamándote bajito por tu nombre…invocando a la Diosa para retarte a duelo.
viernes, 19 de noviembre de 2010
Del imposible olvido...
Cómo me gustaría verte! Cruzarme contigo en la escalera y susurrarte al oído. Que el ayer por un momento se allegara, que tus piernas volando por buscarme, volvieran a llevar tus pasos hacia mi. Sólo por un instante, sólo por degustar tu rostro frente al mío y escudriñar tus ojos de cielo buscando el alma. Lo que no pudo ser a veces vuelve, se encapricha… luego se retira como el mar de la orilla, y deja caracolitos, cantos rodados y nostalgias.
Cómo me gustaría abrazarte, cercar tu piel, poner a prueba tus defensas, cambiarte el aire, provocar tu juego, atraparte al vuelo y sentirte vivo. Que me renueves la sonrisa, que te apropies del deseo y me lo devuelvas cargado de flores, las mieles de tu boca, la seda de tus manos. Lo que no pudo ser, es un trance feroz para el olvido, es una flecha certera y un gemido. Es un adiós que no se dijo y que renueva su latido de vez en vez, cuando sólo se oyen los grillos, cuando anochece mansito y lloran las estrellas por no tener tu brillo.
miércoles, 27 de octubre de 2010
A dar pelea...
Si la sonrisa es mueca, cuida tu alma
Si los besos se quedan en el aire, vuelve a cuidarla
Hay un límite difuso entre ambas bocas, se borra, se agiganta
Hay una piel sola que se desguasa, y corre presurosa, camino a casa
Busca resguardo del inclemente frío, sabe que hay fríos que pueden congelarla
Al mismo tiempo sabe, que hay fuertes brazos que pueden reanimarla
Mujer, canta bajito, que sólo escuche el alba
Guarda palabras muestra sentires, no le des tregua a las oscuras tramas
Ahuyéntalas de un zarpazo, mueve tus armas
Que duermen oxidadas por no pelear batalla
¿Qué buscas? ¿El silencio de plomo de la alta montaña?
¿Qué sientes? ¿El vuelo refulgente del águila blanca?
Camina que a tu paso florecen las aljabas
Sonríe que tu risa es poderosa y franca
Date el lujo de amar, callando las palabras
Abriendo el muro ciego de la falsa nostalgia
¿Qué pasará mañana?
Sólo el destino sabe lo que quiere y depara
No te quedes, no te plantes, temblando en la calzada
Y si lo haces, no llores por lo que deseabas
Ni te lamentes después por no animarte a ser
Tan sólo una mujer que tiene
De encajes llena el alma.
sábado, 23 de octubre de 2010
Despedida
domingo, 17 de octubre de 2010
La veleidosa
De desencuentros viene la vida. No te alarmes. Es muy raro que habiendo tanto universo alrededor, se pueda coincidir (aunque la canción diga que si), aunque sepamos que es posible y lo sabemos, en un punto las líneas se separan, se dispersan armando nuevas arquitecturas. Y tu rostro artesanal, de límpida mirada, se aleja con el tiempo y se esconde de mi sueño. Ella sabe de ausencias, sabe de calamidades y bendiciones, la vida siempre está preñada. Acaba de entrar uno de sus retoños por la ventana, un rayito de luz que alumbra miles de pequeñas partículas, que ya estaban, no las hizo aparecer, estaban aunque no pudieran ser vistas por el limitado ojo.
Sí, la vida es mágica, es bruja, maga, todopoderosa, hoy te mata y mañana te revive, luego te deja seguir un poco por ese lado y te hace dar vuelta, te distrae… Cuando menos lo esperas, te asalta con su belleza y la conoces vanidosa. Al cabo se aburre y se esconde, dejando que te atrape el desconsuelo. Ella no sabe, no se da cuenta, lo hace porque es su naturaleza, es cambiante e impertinente, caprichosa, testaruda y adorable. Y lo sabe. Por eso se da el lujo de atraparnos, de dejarnos inermes, o de volvernos fieras, según los devaneos de su antojo. Ay! Amiga… bien sé que todo te debo, y sigo pidiéndote, ¿acaso no eres maga?
jueves, 14 de octubre de 2010
Hablar de amor
No es necesario que haya puerta… Puedes entrar de todos modos
No es necesario un camino… Puedes armarlo con tus pasos
No te espero, dejo que me sorprendas o te vayas, que andes por allí, y yo con vida.
Te va a cambiar el rostro y los besos, cambiarán tus manos y tu aliento
Yo voy floreciendo en el cruce de miradas
Ojos luz, labios temblorosos
Certeza de sentir, de teñir las palabras, de adornar los sonidos
De abrigar tu mano con la mía y enlazarte el cuello
Has dicho “te amo”, y han quedado tus palabras suspendidas en el tiempo
No importa si no sigue siendo cierto después de la madrugada
Importa el sonido de tu voz, apagada en murmullo
Fundida en emoción, y tu rostro febril y el desespero
Ay amigo quisiera decirte “yo también”, pero no puedo
Sigo buscando horizontes amables, una historia nueva
Despejando senderos, arando terrones, sembrando sonrisas y dolores
Yo no tengo grandes palabras hoy
Tengo vientos, lluvias, temporales
Tengo calma y ruidos que asustan
Tengo aún el sonido de tu voz enredando en mi pelo
Fragante dijiste, mujer fragante… mezcla de fragancia y sonrisa
No sabes lo que dices hombre! No lo sabes! Hay palabras que no se pueden pronunciar jamás!
martes, 14 de septiembre de 2010
Mujer bajo la lluvia
El agua resbala por su rostro. Mojada hasta el alma hace un cuenco con sus manos, mira, un poquito de agua que se junta, hace demasiado frío y tiembla, suelta suelta…
Levanta los ojos y el pelo chorrea, pato mojado, no acierta a distinguir si algo de todo eso es lágrima, no está segura, no puede verse o saberse porque se le mezcló algo que venía pensando y algo que venía sintiendo. Colisión dramática, apenas silenciada por el ruido del viento que corta el alma en dos. Una parte se va corriendo a buscar refugio, la otra se queda quieta bajo el agua y disfruta, vuela vuela…
Que siga cantando el agua, que la luna asome apenas, que sepa guardar secretos, que los árboles la cuiden, que la vereda se empine y la calle haga sesgos para adornarle los pasos. Que la gente pase, cara tapada, manos ocultas, voces perdidas, indiferencia. Que ladre un perro, que aparezca una estampida de estrellas en un agujero del cielo, un movimiento fugaz. Sigue tu paso, pequeña, no es necesario correr, alguien camina contigo.
viernes, 13 de agosto de 2010
Lo efímero.
Las pasiones se desbocan y mueren, pero antes de morir, arrasan todo. Dejan inerte al cuerpo que solloza, dejan regusto amargo. Naturaleza de lo efímero, tonto el que quiera tornarlo permanente. Perdería su sino, se transformaría en piedra inamovible, sin destellos. Lo que nace para morir temprano, como las mariposas, se disfruta en su milagroso instante. Después no hay retroceso. Después quedan mudos los que amaron, pasado el torbellino, presas de una quietud tenaz. Se borra la sonrisa, se estruja el alma, y no crece nada donde hubo racimos… Dejar pasar el tiempo, preparar el terreno y sembrar. Habrá nuevos retoños, brotes temblorosos que rompan la corteza y desafíen al viento para crecer fuertes. Si el clima es benigno, y los cuidados finos, acaso los secanos puedan devenir cobijo.
Volar contigo.
Quiero atrapar tu vuelo, no para detenerte sino por volar contigo. Que al rozar mi ventana te detengas y revises mi abrigo.
Que de ser necesario me arropes y me beses la frente. Que me invites y digas dulcemente "acá estoy, vente conmigo".
No pensaría dos veces para tomar tu mano y salir al frío.
Es fácil dejarse llevar, vivir el sueño, instante compartido.
La tristeza queda del otro lado, de allá venimos pero no es fatal que volvamos. Hay un cruce, un camino empinado y fragante (aroma de pinos), podemos pasar por allí, yo te aviso, dejame que siga atenta a las señales del río.
domingo, 1 de agosto de 2010
Dormidos y abrazados
Mezclando bien pasado con presente
Vivido con soñado
Nace un mito nuevo jamás imaginado
Allí descansan tus ojos siempre claros
Celestes aguaditos como otros ojos antes
Hace siglos creo no sé bien pero amados
Ojos que miran atravesando el cuerpo
Azul cielo insolentes desalmados
Terribles y oportunos me desvisten
Tus manos mi abrigo necesario
Tu boca lacerando historia llega en punto
Tu piel caminando mojada y anhelante
Busca la mía y la recubre de erizado antojo
Para hacer trizas la soledad de adentro
Para revolver los cimientos de la casa
rompiendo los cerrojos golpeando las aldabas
Se nos viene encima el techo, se aleja la ventana
Afuera el frío sopla castañeteando dientes
Adentro luto y dolor quedan sin armas
Nada queda por fuera del abrazo
Tu vientre se enciende contra el mío y lo colma
Todo lleno de luz avergüenza a la sombra
La luz de tus ojos tan claritos
Lo ilumina todo y los macabros
Asustados se esconden obsoletos
Pobrecitos insensatos balbuceantes
Se esconden cobardes por no ver
Que bellos somos, dormidos y abrazados
lunes, 19 de julio de 2010
Cristales
El frío es tan intenso que se congelan las palabras, las puedes ver, merodeándote la cara, suspendidas, sin poder avanzar... y se van trancando unas con otras, forman cristalitos de significado incierto. No hay que exponerlas, sino guardarlas para mejores tiempos. Guardarlas para otros oídos, dejar que otros ojos las lean y las entibien… Que el tiempo pasa y el frío también. Que el alma espera, tras el invierno, la llegada de la primavera. Que la vida tiene sorpresas guardadas para ti, están horneándose calladamente, no dan señales aún. Espera, espera. Mira el cielo, él tiene respuestas, sus colores te van contando la historia, sus formas de algodón, sus temblores, el trueno que amedrenta, la luz que te despeja el sentimiento. El cielo está cargado de aconteceres, sólo debes aprenderlo. Pero hoy, abriga tus sueños, aliméntalos, deben estar fuertes y sanos para campear la realidad. Deja que tus brazos descansen, que tus pies se alivien, que tu sonrisa te ampare y que tu canto se adentre en el inmenso laberinto de tu piel. Juega, juega…que así el sol se aproxima despacito, curioso, y te llena de vida, sólo espera.
jueves, 17 de junio de 2010
Sin aliento
Ahora un beso tuyo me atascaría en el cielo
Tu lengua que imprudente me engancha con su vuelo
Me toma de tal forma que me aleja del sueño
Y la sangre se agolpa
Y se desborda el cuerpo
Y tu boca consigue
La alianza con el resto
De todo te apoderas calándome hasta el hueso
No me dejas opciones y pierdo en el proceso
De aquilatar tu abrazo calibrando su freno
Boca muerde sella tiembla
Es lanza de guerrero
Es mito develado que cuenta su destierro
Firme lanza que late sutil el desperezo
Canta busca y encuentra
Dejarme sin aliento
lunes, 14 de junio de 2010
Adivinando estrellas
sábado, 12 de junio de 2010
Vigilia
No tiene bordes la cama
Es un paisaje inmenso
Ellos la habitan toda como si fuese cuento
Ella lo va tocando y crece desde dentro
Un impulso sagrado de despiadado fuego
Agazapada en su piel, no existe el desconcierto
De sentir hasta hartarse, de recomponer huesos
Donde empalman las pieles es un lugar tremendo
Un espacio sin luz pero con brillo intenso
Reteniendo lo vivo, llamando a redoblar
Las caricias sin tiempo
El soplo se detiene, la pena se suaviza y pierden argumento
Todos los desatinos, todos los descontentos
Las almas que hacen juego se pegan en un hueco
Hendido en la premura, alfombrado de besos
De golpe se tamizan, se cantan ambos cuerpos
Encajan justamente, son afines, son bellos
Susurran los amantes, rendidos al desvelo
Salen desde el origen buscando abrevadero
Van recorriendo a oscuras la historia de otros cuerpos
El sabor de la fuente, retenido el aliento
Una boca trepando, la otra en aguacero
Es nueva esta vigilia
Y ya está amaneciendo
lunes, 7 de junio de 2010
Anhelos
Voy cayendo del caso, el alma sin gobierno,
lunes, 31 de mayo de 2010
Desencuentro
Me guío por un mapa, un cerro, un laberinto
Voy un poco a ciegas, confiando en mis instintos
No llevo carga, voy sola a construir camino
En algún punto quedamos, del aire suspendidos
En una hora inexacta el silencio con ruido
Nos ganó la mitad, dejándonos partidos
Por no seguir a pie, ya muy cansados
Nos quedamos sentados, sin apuro
En pocos tiempos el verbo reducido
Ya sin miradas, ni dejos, ni susurros
Débil reflejo en el espejo frío
Porque sucede a veces, el viento nos destapa
Y nos atrapa pleno el inusual despido
De lo que se trataba, encuentro y desatino
¿Qué pasa si descubres que el alma se apelmaza?
¿Qué si al oír el viento no se escapa un suspiro?
No pasa nada ni nadie y caes en la cuenta
De que ya es hora en punto de alertar al destino
De perseguir calandrias sobrevolando pinos
De remontar cometas
De salirle a la vida a componer desmanes
Rescatando lo bueno pues nada se ha perdido
martes, 25 de mayo de 2010
Caballero de luna.
Enciende ya la luz, que quiero verte
quiero escuchar de cerca tu latido
que salgas corriendo, resoplando lunas
que levantes los brazos al destino
que puedas con todo y si me acunas
que duermas al arrullo de mi trino
quiero que cargues en tus brazos la tormenta
que toda tu pasión sea un desafío
que no te entregues, que le des la vuelta
a la oscuridad del tiempo ensombrecido
que la tristeza no te gane, ni el hastío
que sólo vean belleza tus ojos de comino
que te vengues de mi, que me atormentes
y que luego retornes al camino
que sorprendas mi ensueño
quiero verte con brío
caballero de luna
canción, espejo, río
camalote liviano sobre el lago tranquilo
brillante caballero sobre el lecho de lino
que cante tu pradera por sobre el valle mío
que se apaguen las luces cuando ya estés dormido.
domingo, 23 de mayo de 2010
Bailar pegados
Pablo la ve como una muñequita frágil, pero se equivoca, Ana es fuerte y se dobla como un junco, sin romperse. Puede ser dura, como el diamante, él lo sabe. Puede ser suave como el algodón y así le gusta. Por unos minutos la mira arrobado y ella le sostiene la mirada, busca que busca, bien en el fondo, justo detrás de la curiosidad, su alma. Pero no ve nada, y piensa que eso de la intuición femenina son paparruchas.
Pablo la invitó a bailar. ¡A bailar!, ella no podía creerlo, volver a bailar con él, volver a bailar para él. Porque de hecho, Ana le tiró los galgos toda la noche. Sin proponérselo, sin premeditación pero con alevosía, se dedicó durante horas a hacerlo vibrar. Ella lo necesitaba también, los juncos no pueden quedarse quietos si hay brisa.
Cada abrazo era una promesa y cada beso les devolvía el alma a los cuerpos, porque ambos tenían frío. La música los iba llevando, no importaba lo que cantaran, no importaba lo que tocaban, no demasiado. La razón de todo tenía que ver con sentir la piel del otro, la excusa perfecta. ¡Cómo te movés! A ver ese quiebre, páh, Ana se hace sentir. La noche había empezado a darle instrucciones a su cuerpo, movete, tocalo, besalo, dejalo amarrado a tu cintura, sentilo. Las instrucciones eran claras, date permiso para que esta vez sea distinto, sorprendelo, dejate conmover y hacé que te desee como hacía tiempo no. Pablo está lleno de vida, y le laten los besos, la abraza, la sostiene, la lleva en la danza, la baraja en el aire como a una pluma. La rodea, la consiente, la disfruta. Piensa y dice: ¿Hoy te vas conmigo? Ella duda, su afuera duda y su adentro dice, ¿cuándo lo ibas a preguntar? Le dice que sí con la nariz y él tira la cabeza para atrás como habiendo conseguido el cielo. Vámonos ya… la danza continuó hasta el amanecer.
Es mentira que después de vivir tanto no se pueda sentir que vuelven los 20 años a tu mundo.
sábado, 15 de mayo de 2010
Asincronía
La soledad le hace ruido. Va calando de a poquito. Retuvo su nombre hasta hace un rato, ahora lo suelta al viento para que flote junto a las hojas de otoño. Nombre que suena despacito, se va cayendo porque ni siquiera lo murmura, como para que él no se entere que le hace falta decirlo. Aún así, no se va.
Va recorriendo descalza los últimos días pasados, ¿cuál es la diferencia?, no se da cuenta, no cambió nada. Sólo adentro de su cabeza cambian las cosas… las pinta del color que le gusta y después no hay reclamos. La cabeza se le mueve como bailando, y ella le pone la música,¡Así cualquiera!
Quieta el alma, la mirada perdida, y la cabeza llena de palabras.
El nombre suyo que la acompaña, la distrae, la despeja, la aturde, la concentra.
Quieta la noche, se mueve el frío y es intenso. Hay gotas finitas y heladas que rompen en su cara, los labios fríos, la nariz congelada. Se llena el pecho de aire y lo entibia.
En un lugar del planeta un hombre sufre, tal vez llora. No es por ella, nunca coincide.
Podría abrigarlo, piensa, podría consolarlo si él quisiera, podría cambiarle el color del alma y el calor del cuerpo, ¿podría? No está segura de nada, revisa sus conexiones.
Hay interferencia, suena como un zumbidito, a revisar el manual, dejame verrr, Ah, no!
La programación dice claramente, dejalo suelto, no lo amarres al pensamiento.
Falla de software, se ha producido un error fatal, consulte con su administrador.
lunes, 10 de mayo de 2010
Para que los besos se queden
Volvió a casa cargada de besos, unos se le fueron hasta la panza, otros se le quedaron enganchados en el pelo, casi se diría que para siempre, justamente esos, los más tiernos, la desarman y no se le salen aunque se pare bajo la ducha por horas. Son “water resistant”.
No puede dejar de verlo, todo de negro, esperándola en la puerta del teatro, suspendido en un “¿qué hago yo acá?”. Cristina había ido al baño, todavía conmocionada por la obra, más que nada para revisar sus lágrimas y permitir que se evaporaran. Marcó sus ojos con delineador para restablecer la sonrisa. Verificó frente al espejo si algún beso le había quedado en evidencia y vio que si, tenía la cara con besos y decidió dejarla así. Intentó acomodarse el pelo, como si fuera posible hacerlo! Y salió… Eduardo la ve venir con asombro…¡Qué linda sonrisa! Dice muy cumplido y ella se esponja (él no sabe lo que cuesta sostener esa sonrisa y ella no piensa decírselo) en el fondo sabe que a su manera la quiere, cada tanto vuelve a recorrerla como a un paisaje conocido donde descansar del viaje de la vida, o para devolverse cosas. Cristina lo deja porque es un poco adicta a sus boca y a sus ojos, le encanta escucharlo, su voz jovial, su humor inteligente, su sensibilidad. Pero se da cuenta cabal de la ajenidad del hombre, ¿dónde estará tu cabeza? Lo que seguro está acá es ese par de ojos y esa sonrisa, y cierta complicidad, mi “flacucha”.
Caminan abrazados como siempre, se hacen mimos, se sienten, son complementarios, fugazmente complementarios, como ayer lo fueron (pero ayer es otra historia).
Ya está pagada la deuda de todo daño posible, Cristina lo ha relevado de toda reparación, porque ella también se ha equivocado mucho, capaz que incluso hasta más que él. Eduardo le ha hecho daño alguna vez, más por impericia que por desamor, más por confusión de datos que por intención. Y aunque ella ya no puede creerle mucho, cuando están juntos parece que si, que todo es cierto y acaso lo sea en algún lugar del corazón o en un tiempo, o tal vez en otro. Hay palabras que son para siempre dijo él y es posible, no todas, pero algunas sí son para siempre. Parece que ya se hubieran dicho todo, lo bueno y lo malo.
Sentada en un café sola, Cris sonríe pensando “hoy es su cumpleaños”, ¿cómo sería ir a su encuentro? Llegar a verlo con un regalo en la mano y un abrazo apretado en la manga, listo para ser dado, prontito para latir.
No se puede y no es necesario, mujer, date cuenta, despertate!! Le manda un mensajito y él responde que la llama… No!! no llames, no digas nada, dejalo así, tenés que permitir que los besos se queden.
jueves, 6 de mayo de 2010
No te me pierdas de vista
Hay un mar entre ambos, desconocido, sonoro, profundo, poblado de criaturas extrañas. Hay un cielo enorme que nos envuelve, porque el cielo no está arriba ¿lo sabías?, está pegadito a nosotros, por eso te aseguro que estamos en el cielo ahora. Yo no necesito creer en el más allá. Yo estoy sobre la tierra y en medio del cielo. Y si estás a mi lado, aunque sea un instante, aprendí que eso es magia.
Magia que tus ojos miren y que tus labios besen, magia que tus manos pasen y vayan sembrando caricias en el cuerpo y en el alma. Fugaz y trémula, la magia…
No importa que te vayas, no importa que fracases una y otra vez en el intento de quedarte, Yo ahora lo entiendo, y no creas que fue fácil. Estás de viaje, yo no lo sabia, no vi tu equipaje, y es que viajas con lo puesto, de pasada y porque te lleva el aire. Pero ese aire, es el mismo que nos contiene a vos y a mi, un poco nos retiene, un poco nos suelta, lo paladeamos, nos eriza un poco, nos refresca a veces, nos da oxígeno y luego nos ahoga.
Aire, en medio de los dos, existe aire.
Ya formas parte de mí, me emparchas algún desastre, arrancas risas y lágrimas, jolgorios y ráfagas de rabia, me apasionas, a veces te comería a besos, a veces te enterraría hasta el cuello para que te picoteen los ojos las aves predadoras.
Sencillo ¿ves?, podemos ponernos de acuerdo en odiarnos para siempre… aunque no creo que sea fácil. Yo me esmeré de veras en odiarte y no pude recórcholis, pardiez, válgame el cielo. Tampoco pude amarte, pero puedo, sí que puedo, colmarte de ternura, regalarte todos los besos que me salgan. Puedo hacer un puente para los dos, para encontrarnos en la mitad, la sonrisa enganchada en los recuerdos, muchos años más, muchas ilusiones menos. Puedo tender un tul que nos recubra y aísle momentáneamente, dejando pasar la luz. Podemos, retener en la mano el tacto de la piel del otro, podemos, guardar en el regazo las horas vividas y atesorarlas para que siempre estén cerca de nosotros. Y podemos vivir más.
“Mi vida es un gran campo de batalla” dice siempre mi madre, y yo sonrío… la mía también pienso y sigo sonriendo. Peleo y peleo por un vuelo en alfombra, por una lámpara, por mil y una noches de sueños hechos realidad. Y voy por ellos, sin fijarme en el precio.
No sé si te puedo sostener, te puedes sonreír al pensarlo siquiera, tremendo hombre.
No te me pierdas de vista.
sábado, 1 de mayo de 2010
Significa eso.
Qué veleidosas son las palabras. A veces no se fijan adónde pisan. Causan estragos, de puro indómitas, de cobardes o impulsivas. A veces da vergüenza haberlas escrito, otras veces paz, todo depende. Si nos dejan al descubierto, puede que las odiemos por un instante, no más que eso, porque a la larga las cosas se dicen. O se callan para siempre. Unas inocentes palabritas pueden desatar un remolino. Si, irse de las manos, llagar corazones, lastimar egos. Aunque no sea la intención. Porque quien recibe la palabra, la viste, la desviste, la adorna, le pone y le saca, la transforma en suya. ¡Y qué distinta queda! Casi se diría que es otra. No hay forma, de que algo signifique lo mismo para dos seres diversos, nunca la habrá.
Por eso unos sufren con la misma palabra que otros disfrutan. Ellas esconden mucho más de lo que muestran, son como doncellas del 900 ocultando el tobillo a la mirada de los hombres. Y los tiempos cambian, las historias se complejizan cada vez más, almas añosas enriquecidas y vulneradas por la vida, dolientes y sonrientes, no pueden más que pasar todo lo que ven, oyen, sienten y dicen, por la filigrana de su historia.
Hay almas que tienen en el fondo una tragedia, entonces desgranan palabras para convertir las cenizas en diamante. Son almas en pena, una pena enorme, profunda e inasible, que tiñe todos los amores, que desgaja sonrisas, que distrae el sueño.
Hay almas bendecidas que tienen colores y aromas y risas envueltas en rocío. Son pocas, eso creo, pero cuando nos cruzamos con una, lo iluminan todo, lo inocencian, lo sacuden. Por lo general son almas niñas.
Mis palabras pertenecen a quien las lee, una vez que salieron y se acomodaron en un texto, se me ajenan, se me distancian, se van por ahí a despertar sentires que yo no imagino. Dar palabras a otros es un desafío, una mezcla de generosidad y locura. Otro poco de egoísmo por sentir que ellas son importantes. El que escribe sabe que no podrá entender nunca al que lee. Y el que lee, debe saber, que no alcanzará jamás a entender al que escribe. Es así de fatal. ¿Acaso ves lo que yo estoy viendo? ¿Es posible? ¿Acaso es posible que sientas lo que yo, en este instante? Ya sé la respuesta, “no”. Y siempre será, “no”. Pero eso no impide que sigamos intercambiando palabras, porque en última instancia, es nuestro código, por muy indescifrable que sea, es el que tenemos a mano. Si se siente el deseo de comunicar algo, de lanzarlo al viento y soplar suavecito para que el mensaje llegue lo más acomodadito posible, hay que hacerlo, es la naturaleza humana que rinde homenaje a la diversidad.
Por eso hay que decodificar, cuando alguien escribe “me gustaría verte”, debe aclarar que está queriendo decir eso mismo, ni más ni menos, ni terrible, ni grandioso.
Explicar, en buen lenguaje que “me” es “a mí”, que “gustaría” es “agradaría mucho” y que “verte” es “poner mis ojos en ti”. Sólo eso significa; bueno, convengamos en que no podemos decir “sólo eso”, deberíamos decir “todo eso”.
jueves, 29 de abril de 2010
Ojos de otoño
¿Puede acaso una hoja seca ser hermosa? ¡Ya lo creo!, pensó Diana mientras admiraba la foto que sacó su hija a un manojo de hojas de otoño… Mamá, ¡parece que las pusieron ahí de esa forma especial!. Diana la mira y piensa, “la belleza está en ti chiquita, y tú la pones allí donde miras, la belleza emana de tus ojos y se trasmite a las cosas, pasa por el diafragma de tu cámara y se transforma en arte”
¡Mirá ese cielo! Dice Celina, y la chimenea y las nubes…, y esa hoja verde, cómo le da el sol… La hija abre grandes los ojos y se le asombra hasta la nariz. Diana sonríe desde el fondo del alma: Son tus ojos le dice, es tu sentido de lo bello lo que hermosea a la naturaleza y se queda en la foto para recrearnos. Diana no se había dado cuenta hasta entonces, cuánto del alma de su hija estaba prendido en cada imagen.
lunes, 26 de abril de 2010
Me gustaría verte...
Me gustaría verte, que el sol te dé en el pelo, que tu sonrisa dispare cascabeles al venir a mi encuentro. Quisiera estirar los brazos y abrazarte fuerte, sentirte latir, abandonarme a tu abrazo y saber que sigo en pie, que me sostienes.
Me gustaría que desafiaras al viento, sólo por correr a mi lado y que me convencieras de que lo mejor que pudo pasarme es haberte conocido.
Que sea cerca del mar, que haya rocas grandes y pequeñas, cantos rodados y caracolitos, mejillones pegados al lomo de la piedra dejándose bañar por el mar y cosquillear por la resaca. Retar al frío, tantear las aguas del mar embravecido, descalzos, sorbiendo besos de arena y sal.
Me gustaría sentarme contigo a mirar el cielo, contar estrellas, constelarlas, encontrar allí un corazón universal que nos contenga, una energía que nos trascienda y nos arrastre, y ya nunca volver a ser los mismos.
Que no haya distancia ni enojos ni tormentas, que las nubes sean blancas y regordetas, que las flores estén todas abiertas para honrarnos.
Yo acaso pueda adivinar tu paso, adelantarme, avizorarte desde lejos cuando la brisa me traiga tu aroma. Y salirte al paso, rodear tu cuello, besar tus ojos y pegarte mi sonrisa a fuego en la frente. Yo acaso pueda incluso correr si estás muy lejos, acortarte el camino, rodeártelo con hojas de otoño, para que las levantes con tus pies, jugando, y las dejes suspendidas en el aire con tu brío.
Si, me gustaría, saber si es posible excomulgar al miedo, detener el tiempo, barrer con la tristeza y caminar de la mano bajo la luna de mayo…
domingo, 25 de abril de 2010
Llegué tarde
Cuando yo no pretendía nada, dijiste que morías por contaminarme y contaminarte… Tuve que respirar hondo para recuperar el aliento, ¿qué dice este hombre? ¿Será que lo enamoré sin darme cuenta? Tan tonta no se puede ser…
Pero a la vez que llegabas, te ibas, ronroneabas y escapabas como un gato jugando despiadado con un ratón asustado.
No es posible decías, no en este tiempo y en este mundo, tal vez en otra dimensión en otro tiempo, que sería mucho el daño y es probable que tuvieras razón. ¡Estamos a salvo!
Hubiera sido un desastre nuclear, no puedo siquiera imaginarlo.
Si, por azar, hubiera logrado sentir tu boca a tan sólo un centímetro de la mía, de haber comprobado la urgencia de tus labios y si tu lengua hubiera buscado, por un momento tomar por asalto la mía, habría sido víctima del Plutonio…
Si tan solo hubiera podido comprobar con certeza, desde mi pecho hasta el tuyo, la estática de tus vellos, por ese mero detalle, habría sido víctima del Uranio…
Si al menos por un instante, hubiera saciado mi sed de tocar tu cuerpo y sus misterios, develando secretos, excomulgando miedos, llegando lentamente a tu sexo como a un altar para rendirle homenaje, habría sido indefectiblemente víctima del Cadmio…
Pero estamos sanos y salvos, tú sin mi cuerpo haciendo nido en tu pecho, yo si tu pecho cobijando mi desvelo. Yo sola de soledad absoluta, es decir, sin tus ojos.
Tú sin mi, si esta mujercita que te sueña, que daría su reino por tu cariño.
Estamos a salvo, ¿no es bueno? Claro que sí, sin piernas que se cruzan, sin cuerpos en comunión, sin ese aleteo del deseo compartido, tú en tu vida y yo en la mía y sin nosotros.
Tu sonrisa me persigue y tus dulces palabras me arrullan, hombre hermoso e inasible, ¿por qué tuviste que llegar a mi vida? No te lo voy a perdonar nunca! O tal vez ya te perdoné o nunca te culpé de nada. En todo caso, te protegiste, te pusiste a salvo y me alejaste, peligrosa mujer… Mujer de carne y hueso, no de fantasía, la que te hizo temblar, la que te devolvió el huracán del deseo. Cobarde, hombre cobarde, hombre ajeno.
Nunca supiste ni sabrás todo lo que hubiera podido darte, no lo tendrás jamás, se marchitará conmigo, se secará porque tu risa desvanecida no acaricia mis oídos. Tu pelo que adiviné enredado en mis dedos, se disolvió, tus ojos tan claros, tus brazos, tus manos, tus piernas…
Qué suerte amor, qué ventura la nuestra!
Llegué tarde.
jueves, 22 de abril de 2010
Merienda de amor
Ellos saben el punto de encuentro, allí esperan, se reconocen, se abrazan. Cuando se ven, la sonrisa se les ensancha, los ojos miran, la piel alerta…
No se aman con el amor tradicional, se aman in situ, al encontrarse. Pueden pasar los días, incluso los meses, la vida les pasa por la vereda y ellos caminan, cada cual su rumbo, hasta que la belleza los gana y tienen que verse, tocarse, dar por seguro que existen el uno para el otro, y el uno sin el otro. El la arroba con un piropo, ella se aprieta contra su pecho y una corona de rosas adorna su cabeza, las sembró él. Caminan abrazados como si eso fuera posible, se sienten como chicos traviesos, como si eso fuera posible.
El sol está alto, cierra la puerta, baja las cortinas, dejame verte… El abrazo los suelda por minutos, dulces minutos que activan la memoria de los cuerpos. La camisa se desliza siguiendo rauda a la blusa de ella, empieza el ritual, lento pero seguro, con arrebatos y vaivenes, danza eterna y ancestral. Piel con piel, revolotean las caricias, qué linda estás, vos hacés que me sienta hermosa… Ella le da un beso en la frente, atestiguando la ternura, él enreda con su pelo, en este instante te pertenezco, no importa nada.
Afuera el día va cambiando de color y ellos arman y desarman suspiros, risas cómplices, pequeños mordiscos, se degustan, se palpan, se concentran, se desploman, descansan.
La tarde no sabía, ella en su plenitud, que los amantes la iban a ignorar, que la iban a transformar en tiempo sin horas, en cielo con luna, en brisa marina.
Un beso y otro beso, la nube baja a tierra, los pasos vuelven a la vereda de la vida, hasta siempre, hasta la vista, no me olvides, no me ames, sólo quiero verte sonreír, sólo quiero que vueles conmigo…
martes, 20 de abril de 2010
Ilusión
Yermo, el terreno ya no abriga tus semillas. Solo en el rastrojo, te llueve encima, y el agua se escurre rauda sin que puedas absorberla. Tus raíces, se han ido debilitando, bastará una brisa para tumbarte y ya no más.
Si alguna vez tu sombra cobijó, hoy resuenan los ecos del viento al descampado.
Las fuertes ramas de tus brazos se han secado, el fuerte tronco de tus piernas, lleno de huecos, no sostiene.
Y no habrá sido por falta de cuidados, el cariño de ella mantuvo tu savia viva, las hojas verdes en la frondosa copa y esa prestancia que desafiaba al viento y a la helada.
Era pura ilusión, no existía en realidad el enhiesto Roble, sólo en su loca cabeza, plena de fantasía, viendo verdores y matices donde sólo hay gris plomo.
Falta tu estampa en su paisaje, ni rastros de tu sombra, tierra seca y quebradiza vela tu entorno y la mujer, triste, con el cabello al viento, busca y rebusca entre sus recuerdos, recuperar el esplendor, te necesita vivo. Aunque tenga que inventarte.
domingo, 18 de abril de 2010
Sobre el silencio.
Hablaban de encontrarse a si mismos, de la búsqueda. Recorren caminos sinuosos, cada uno el propio. Pero cada tanto gustan de cruzarse, sólo para chequear, qué tanto han crecido y asegurarse de que no se olvidan mutuamente, que tienen cosas para decirse y cosas para callarse.
El le pregunta sobre el silencio, ¿qué le significa? ¿qué puede decirle? Ella no piensa, simplemente dice lo primero que se le ocurre, y va desgranando y destejiendo miles de silencios acumulados…
El silencio me es muy diverso, no lo puedo encasillar, dice Cris.
Es paz, soledad y compañía.
Es ausencia y letargo; miedo.
Es tener la cabeza a punto de explotar o vacía, un desfiladero y no; un punto.
Es el renglón siguiente.
El silencio es el precio que pagamos por la impotencia y es el premio a la vez, por la entrega.
El manda, hostiga, apalea…
Pero también renace, concilia las almas y en esa comunión la vida habla.
A veces el silencio nos desnuda el alma y quedamos expuestos frente al otro, en forma descarnada. En ese momento se encuentran los ojos y salen al encuentro del silencio las bocas apuradas. No para hablar si están callando, sí para hurgar, si están buscando. Hurgarse una a la otra, sacando chispas, sacando lustre a la vida. Si los ojos se entienden y los cuerpos se llaman, el silencio es un pacto con el amor.
jueves, 15 de abril de 2010
¿Dónde están?
Levantó la mirada y se dio de lleno contra el cielorraso. ¿Pero cómo?, ¿Dónde están las estrellas?... Nora no pensó, no sabía, que el firmamento dependía de ella, de sus luces, de sus sombras… Abrió la ventana, sacó afuera su cabeza, “tienen que estar”, se decía. Pero no, no aparecen porque sí, se ocultan adrede, se opacan. Sintió el frío en la cara, se endurecieron sus gestos y optó por la tibieza de su cuarto. Cerró la ventana, se acurrucó en su cama, no siempre hay estrellas, pensó, se conformó, cansada.
La luz aparece cuando el alma se ablanda, y ella no sabía si soñar o sólo dormir. Descansa, quita la pena, riega tus sueños, no esquives la belleza, no te duermas tan solo, abraza la ilusión, despeina el tiempo, no te entregues, no te dejes ganar por el letargo, vive también el dormir, rescata la fragancia del día, el rocío, la plenitud del otoño con sus ocres, vívelo!
Cara a cara con la noche, deja que tu mente vuele, déjate crecer las alas, deja que la vida te adorne el cuerpo, déjala, no la destruyas.
Nora no piensa, se deja llevar por el calorcito de sus mantas, está sola, se despereza, murmura algo, ¿un rezo?, no… Pocas palabras le quedan, el día se consumió, la noche todo lo abraza, sentires, esperanzas y conclusiones, todo puede esperar, menos el sueño…
lunes, 5 de abril de 2010
Caramelos en el alma
Caramelos en el alma, una mujer llora pero no está triste. Dio vida, sintió los gorgoritos de sus pececillos vibrando en el vientre, vio sus ojos al nacer y sus puños cerrados atrapando vida. Tules en su recuerdo y sonrisas llenas de zapallo, dos dientes, los de abajo, los que salen primero con cataratas de babitas y dolor de encías, las perlas cortan haciéndose camino en la boca, augurando vida plena y mordiscos ávidos.
Manos y piernas regordetas, rosaditas, pies como gemas, pelusita en la cabeza, recuerda la madre a sus bebas, una de rulos, la otra de lacio cerquillo, suaves cabellos coronando sus caritas, sus mejillas llenas de besos, las pancitas llenas de amor, los lloros…
Cuando nació la primera, ella era muy joven, temía no estar a la altura del desafío, cuando la segunda, ya no lo era tanto y temía que su cuerpo no respondiera con todo al llamado de la vida. La madre teme, es casi un destino. Aprende plegarias aunque no tenga fe, puede batirse a duelo con las sombras que rodean la cuna, saca de si lo desconocido y crece, se agiganta para abrigar su cría. La madre aprende que no hay amor que se compare con el que se siente por la cría, es absoluto e incondicional y velará por ella y la protegerá con su vida
martes, 30 de marzo de 2010
No sé
No sé que pasa si te toco. He llenado mis ojos con tu sonrisa, me he mirado en ellos buscando mieles. Pero vos, ancho y ajeno, tenés bordes que desconozco, que me intrigan… Es bueno eso, la incertidumbre, el pellizco en el alma, la mirada perdida y las palabras reticentes que no acatan significados. Porque la duda no habla, sólo hace muecas.
Te soñé despierta y no pude, por más que lo intenté, llegar a vos. No me preocupa, sólo me preocupa el cielo cuando amenaza tormenta, cuando veo relámpagos y escucho el trueno. Allí es cuando me hago un ovillo, me calmo, me cubro toda.
No tengo grandes ondulaciones en mi terreno, puede que no lo habites, que no te sea hospitalario. Puede que a mi no me refugie tu pecho. Puede que la vida no esté diseñada para nuestros besos, bocas desconocidas, besos que no han sido y que tal vez… no sean. ¿Almíbar?
No sé que pasa si te miro. He mirado tu imagen, he saltado la distancia de un brinco para colocarme a tu lado, bajo tu brazo. He sentido tu roce y me hizo preguntas, interpeló a mi piel. No sé el veredicto, ella tiene una superficie que siente pero tampoco me habla. Nada ni nadie sabe, nadie puede decirme, si tiene sentido la caricia. Si tu cuello podría hacer crepitar mis dedos, si tu espalda…
No sé que pasa si te beso. ¿Se pierde tu lengua en retacitos? ¿Es plena y conquista territorio? ¿Y tus manos? ¿Son sabias? Acaso nacieron sabiendo cuando y donde poner la caricia. Puede que tengan el diseño perfecto, el molde justo. Puede que sean ansiosas correcaminos, puede que un toque de mi boca en tus dedos haga el milagro, puede que no.
Definitivamente, no tengo idea de qué se abre si te tengo, si es posible, si la vida quiere. Canto en susurros una pequeña melodía, compás de espera, espera suave, calladita. Porque si llegas, si irrumpes en mi vida, se dispara un sueño. Y yo, que no tengo credo, voy a tener que aprender, que hay abrazos efímeros, que hay palabras furtivas, sensaciones, astillas del alma que se van quedando sobre el lecho revuelto.
viernes, 12 de marzo de 2010
Taller Literario: El Mago que sabía todas las respuestas...
Yo voy a hablar de un Mago que conozco poco, porque yo, a decir verdad, no conozco muchos Magos de veras y en profundidad… y hablar de gente que una no conoce bien entraña sus riesgos, pero bueno, si he de incorporarme al Taller, tengo que hacerlo, por Belcebú! O por quien corresponda ya que soy nueva en materia de aquelarres, brujeces y magias, ¿quién manda? Espero que nadie, porque me gusta mandarme sola (vieron que siempre es autobiográfico??)
El Mago de mentas tenía todas las respuestas como es la consigna, pero lo extraño que le sucedía, muy a su pesar, era no conocer todas las preguntas…
Imagínense ustedes, tamaño problema. Es relativamente sencillo responder preguntas, pero hacerlas??? Ahh! Es harina de otro costal…Para poder llegar a formular las preguntas, hay que tener “conocimiento de causa”, y ahí era donde se le complicaba a este Mago que les cuento, sabía un poco de todo, pero por arribita, y es bien sabido que para preguntar hay que conocer a fondo de lo que se trata. Lo cierto era que no se sentía a gusto con su don, quería más, quería saber preguntar. Anduvo y anduvo, preguntando, porque la única forma de saber es preguntando… y la gente le decía sus cosas, sus razones, sus verdades. Y eran tan diversas que lo tenían bastante confundido, pobre Mago, pobre con respuestas, pobre sin preguntas…
A medida que andaba, aprendía y a medida que aprendía, degustaba. Había mundos por descubrir, los mundos de los otros, bien distintos al propio como es de ley. Entonces tomaba frases de aquí, reflexiones de allá y se fue haciendo sabio, de saberes múltiples, de personas y cosas e historias. Fue tan profundo su conocimiento que un día, sin saber cómo, después de una noche eterna y cargada de estrellas, se hizo la luz en su cabeza. Y entonces todo fue sencillo, se dijo y dijo a otros a partir de ahí, no busquen respuestas amigas y amigos, busquen preguntas!!! Ellas andan por todas partes, juguetean, nos encandilan por momentos y por momentos nos dejan sin palabras, pero sólo ellas pueden hacernos pensar, sólo ellas pueden habitarnos y luego liberarnos. Ah! las preguntas, magia suprema, poder en ciernes, beso del intelecto… Y así buscando, y así creciendo, fue el más Mago de todos, fue el más sabio, fue el que inauguró “el conocimiento de causa”, el Mago preguntón, el Mago que quería saber y dar y tener.
Esta es mi pequeña historia, sencilla y un poco ingenua, como yo.
domingo, 7 de marzo de 2010
Watch ang go
La música le acaricia lindo los oídos y se cuela hasta el centro mismo, irradiando cosas buenas. Cristina cierra los ojos y piensa, siente… se pregunta.
Ayer se encontró con Eduardo, fue un “Watch and go” como dijo él, la sonrisa le bailaba alrededor de los ojos.
Ella llegó apurada, casi sin peinarse, porque él perdía el zapatito muy temprano y sólo quería verlo, chequear los ojos con el sonido de su voz, medir la dimensión de la distancia que los separaba o los unía, vaya una a saber. ¿Dónde estás? – por allí -, un poquito más allá… la bienvenida colgando de la mochila, cansado, mirando el reloj, la calabaza pensaba Cris.
Lo conocía desde hacía un tiempo y aunque nunca lo había visto, creía saber bastante de él y se sabía conocida. De esos rastros estaba formada la expectativa del encuentro, del breve encuentro, sólo para mirar, sólo para rozar la mejilla con un beso, sólo para rozar la cintura en la despedida. ¿Un café?, claro!
Un café para los dos dijo él, apresurado, sin preguntarle si quería café. Cristina interrumpe – “Cortado para mí, gracias” – Qué apurado que está, piensa… debemos dejarlo volar porque hoy no es el tiempo de quedarse. Y tal vez nunca lo sea.
Eduardo tiene cosas en que centrarse, Cristina también, ellos han vivido aproximadamente la mitad de sus vidas, probablemente algo más de la mitad. Ahora ella busca entender cómo quiere vivir el tiempo restante. El lo tiene más claro, o eso parece, está muy seguro de lo que hace y dice, o tal vez no tanto.
Él la mira desde adentro y ella tiene que bajar los ojos (sos una pelotuda colegiala piensa Cris) Se va y no sabés cuándo lo vas a volver a ver, decí algo que sea significativo!!! ¿En qué empresa viajás? (jaaaaaaaaaaa, no se te ocurre nada mejor nena?)
El esta muy entrenado en la vida, mucho más que ella. No se le nota o casi nada de lo que le pasa por dentro, a ella si porque es desastrosamente transparente, semejante grandota.
Se va, se fue. Tá.
Cristina vuelve a su casa, con una sensación vaga en el estómago, con cosas que no dijo y quedaron en la gatera, con cosas que esperaba y no aparecieron. Llega y cae de golpe en la realidad cotidiana, había quedado la cocina para lavar, levanta la ropa de pasada, estos putos mosquitos, se quita sus pulseras y el reloj… ¿ya volviste? Dice la peque de la casa, ¿vamos al Shopping má? ¿Mañana te parece chiqui? Bueno… se acomodan las páginas, se desacelera el tiempo, aún es sábado. Cristina llama a su amiga y le dice, ¿vamos al cine? Sí, claro venite que voy sacando las entradas. Ellas se entienden, ven una peli desastrosa, la única a la cual llegaban y después se van a comer algo y a tomar una cervecita como debe ser, se cuentan sus impresiones (no las digitales, esas ya las tienen contadas).
¿Qué opinás Caro? Dale tiempo a la vida Cris, ese hombre está en otra cosa…
Ché! Que desastre la película por Diosssssssssss!!! ¿qué película? Ah! lo que vimos, del montón, para el mejor de los olvidos.
Después Cristina sopesa, lo que se rescata limpito del día entero. Una amiga es imprescindible siempre, y en algunos momentos, invalidante su ausencia!!! ¡Si tendremos cosas por aprender! Dicen a coro. Y sí, tenemos, por suerte.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Como anillo al dedo
Elisa piensa: “Así me viene la vida”. Ajuste perfecto, con un leve giro libertario de la perlita que se coloca donde mejor le cae… como al descuido. Así la vida da vueltecitas, se acomoda, y los engarces pasean y dan muchas oportunidades para ver la joya de distintas formas.
Reluciente, tibia, la vida acaricia y va mostrando, por qué atrapa, por qué no queremos irnos, aún enfermos, aún solos, nos aferramos a ella hasta el ocaso.
¿Es de zafiro blanco? ¿Es de amatista? ¿De jade o rubí? ¿O de diamante? Miles de joyas son posibles y tantos otros engarces, en los más lujosos o los más humildes materiales. Porque en ella late el oro y el platino, la plata y la alpaca, el cobre y el latón, y todos, todos, en algún momento brillan. Unos seguirán brillando pase lo que pase, otros se volverán opacos y al cabo se ennegrecerán, manchando lo que tocan. ¿Se pueden arreglar?, algunos sí, con esmero, podrán volver a brillar, otros, carcomida su superficie, demasiado porosa, no volverán a hacerlo jamás, dieron lo que tenían. No hemos de pedirles más. Elisa no pide más, sólo espera, mientras vive, que su anillo no le ajuste demasiado, que le permita volteretas, que le regale brillos… y facetas.
Cada día se despierta, se despereza, refresca sus articulaciones y sale de la cama despacito, para no despertar los temores que andan por allí, agazapados tras las cortinas. Ella los deja seguir durmiendo, es temprano aún. Se quita la ropa de dormir, y a la ducha para que el agua renueve el pacto con su piel, para despejar su cabeza y ahuyentar los últimos rastros de sueño, “despabilate mujer, que hay mucho por hacer”.
Café con leche, tostadas y mermelada, el ritual del desayuno apacigua su alma, le brinda el comienzo perfecto, todo en silencio, su rostro reflejado en la superficie de la taza. El aroma de las tostadas invade la cocina y ella lo aspira, lo disfruta, pequeñas grandes cosas. Piensa mientras desayuna, ha renunciado a la radio, sólo a veces escucha música y se menea a su ritmo, se deja llevar, falta poco para ir al trabajo, una jornada más.
Uy! La hora que se hizo! Rápido, los dientes, el perfume, venga esa blusa, con los pantalones a medio poner, un toque de labial y delineador, y el pelo… ¡el pelo! Mi Dios, bueno, como decía doña Elida, “Andá que no se nota, caminando ligero y con el ruido de los autos, nadie se fija” Sabia doña Elida! La cartera, acá, ¿la llave? Pero ¿dónde la puse? Todo o casi todo aparece en el momento exacto… exactamente diez minutos después de la hora en que tenía que haber salido. Elisa, Elisa, lo tuyo es patético… Sale y el sol ya calienta, hay brisa, alguna nube, una regordeta se burla del sol y amenaza taparlo. Elisa piensa - desafiando a la nube -, “no lo lograrás”, él estará cuando tu te derritas. Camino a la parada constata que hay pistas de otoño, camina a paso raudo y seguro, una nueva y rozagante jornada.
Llega a la oficina, “Vení a la hora que quieras dice Alicia” y le sonríe con el mate pronto… Elisa ensancha una sonrisa y se la dedica con cariño…Te voy a extrañar cuando me vaya, voy a extrañar todo, la silla, el escritorio, los corredores llenos de bullicio a veces, llenos de silencio otras tantas… La complicidad de las compañeras: ¿Ya encontraste el amor de tu vida?, ayer, dice Elisa, es él, no cabe duda! ¿Cómo lo sabés? Porque tiene los ojos y la sonrisa perfecta, porque me gusta lo que dice, cómo se mueve, es inteligente y además, lindo! Su amiga la mira incrédula… ¿es casado? ¿es gay? ¿es marciano? Elisa la mira con pena y le dice, “Nena, creo que te aprieta un poco el anillo”
jueves, 11 de febrero de 2010
Si no te miro
Celestes, tus ojos me miraron
Almíbar en tu boca
Tu pasión me hechizó
Fuertes tus brazos me arrancaron
Tu pecho tibio amordazó mi miedo
Tu cuerpo me quebró
Me acunaste, me diste vuelta el alma
Me jugué entero el corazón
Te entregaste sólo a medias
Diste lo que tenías
Lo supe de inmediato
El que se escurría entre mis piernas
Jugando, goloso, divertido, alegre y vivo
Enteramente vivo, ese eras vos
Yo amando, vos dejándote amar
No fue suficiente
Quería tu corazón dentro del cuarto
Como había estado en tus palabras antes…
Pero es más fácil escribir
Jugar con las palabras (yo lo hice, lo hago)
Llegar al alma y al cuerpo
A pura fantasía
Hombre, te quise mucho
¡Cómo te quise amor!
Mucho reí, mucho lloré
Todo contigo es mucho
Todavía recuerdo tu abrazo, aún mi piel tiene tu huella
Mi césped tu rocío
Mi noche tus estrellas
Así entendí que nunca serías mío
Y de algún modo
Doy gracias por haberte perdido
Porque lo que tengo sentido
Abre la puerta a lo que no ha llegado
Gracias hombre, gracias
Bendito entre todos por soplar mi letargo
Tus ojos se van yendo de los míos
Tu boca se me borra
Es más fácil, mucho más fácil
Si no te miro
lunes, 8 de febrero de 2010
Miel y sal
Al surco de tus dedos
Mi piel responde y mi espalda
Al trazo de tus labios
Mi alma sucumbe y te amarra
Se me levanta el cuerpo
Cuando el deseo lo llama
Susurros y latidos
Se desvanece, se calma
Tu cuerpo tiene las ondas perfectas
Tiene lomas y hondonadas
Tiene césped, calandrias
Tiene luz, brizna y salvia
Tu cuerpo me es perfecto, calza justo
Me alarma
Alerta a la caricia
Mi pecho se agiganta
Para que lo sopeses, lo atrapes
Doble luna en tu cara
En tu boca la miel
La sal en mis entrañas
Soñar despierta
Que bueno que no vengas
Que bueno no tenerte cerca
Ni sufrirte
Ni gozarte
Ni perderte
La espera anhela
La certeza mata
No quiero tocarte porque atrapas
No quiero que tus vellos me rocen
Ni quiero que tu boca me recorra
Ni que tus ojos se miren en los míos
Ni que tus orejas se pierdan en mi boca
No quiero vibrar en el pensarte
Ni sentir cosquillas
No quiero sentir la piel que te soñé
¿Y si coincide?
¿Y si me envuelve?
¿Y si te erizo al tocarte?
¿Y si…?
A veces es mejor formular las preguntas que responderlas
Quedarse con la duda para adentro
Proteger la fantasía, soñar despierta
Que el mundo es ancho y propio y que te bebes los mares por mí
Que sólo con rozarte llego al cielo
Que sólo con mirarte desespero
Y con sólo anhelarte ya me entrego
Que te prendes de mi y que te enciendas
Que me quites el aire y el ensueño
Que tus manos me recorran entera
Que tu boca sabia moje mis terrenos
Que tus piernas
Que tu vientre
Que tu sexo
Que...
Que bueno que no vengas
Que bueno no tenerte cerca
Ni sufrirte
Ni gozarte
Ni perderte
domingo, 7 de febrero de 2010
Desamor
Cala hondo el desamor, se lo lleva todo, puede con las palabras, con los gestos, con las caricias… todo se esfuma, pierde sentido, se queda sin aliento. Es como un gran cúmulo de nada. Y así se quedó Diana, inerte y desolada, desamparada, sola de la soledad más dura. Piedra caliza su corazón, su alma vacía, miseria total, terreno yermo. Y sobre esa arcilla inerte en la que no crece nada lloró algunas lágrimas, las que le salieron, no tenía muchas. Se acostó en el suelo, se acurrucó y buscándolo cerró los ojos, para soñarlo. Pero el sueño no acudió, ya no estaba, para su sorpresa, la posibilidad de soñarlo. ¿A dónde se habían ido las imágenes? Diana se preguntaba impotente, ¿también pudo el desamor llevarse su imagen? No había respuestas, sólo ausencia, solo miedo y el alma quieta.
lunes, 1 de febrero de 2010
Y ya nunca más (incluyendo éstos) usó términos absolutos
La madre de Clara tiene 37 años, era muy joven cuando la tuvo, hasta ese momento ella era muy radical en sus acciones y pensamientos. Hasta que llegó su hija berreando, con los ojos abiertos y los puños cerrados a pelear por la vida con valentía, inaugurando un nuevo tiempo, un nuevo espacio, inaugurándole a su madre un nuevo tipo de amor desconocido que pensó que nunca iba a sentir. Después de su llegada aprendieron tantas cosas! Todo cambió, siempre adquirió otro significado, bueno y malo adquirieron matices y “nada”, dejó de existir en el universo de esta madre. Sintió el poder de la vida y ya nunca más (incluyendo éstos) usó términos absolutos.
Hoy Clara tiene 16 años y es absolutista como lo era su madre. “Nunca más le hablo mami, te lo juro”!
La madre la mira sonriente y piensa… “Ay mi amor, nunca y siempre son términos tan relativos”…
Sigue Clara con sus imprecaciones: TODA mi vida pensando que él era TODO para mí!, SIEMPRE lo acompañé en TODO, NUNCA miré a NADIE que no fuera él y ahora… no me llama, no me mira, no me necesita, LO ODIO Y LO ODIARÉ PARA SIEMPRE!!!!
La madre la mira con mucha ternura y conmovida por su dolor, pasa su mano por el cabello rizado de Clara, se ve a sí misma 20 años atrás y una lágrima le corre por la mejilla, pero no dice nada…
Ella sabe muy bien lo que siente Clara. Fue necesario que pasara la vida, los amores y los desamores, encantos y desencantos, para darle el tono adecuado a las cosas. Para ella “te amaré por siempre” se fue transformando en “te amaré mientras dure”, “Nunca más le dirijo la palabra” se fue transformando en “no le dirigiré la palabra hasta que nuevamente sienta deseos de hacerlo”. “Nunca te olvidaré” dio paso a “te iré olvidando en la medida que pueda y quiera”, “Eres todo para mí” se convirtió en “Eres muy importante para mí, aquí y ahora”.
Clara no está preparada para este relativismo, ella es demasiado joven aún y su madre lo sabe, por eso no le dice nada todavía, espera el momento adecuado para que sus palabras no caigan en saco roto.
Ella sabe de cabezas duras y de la necesidad que tienen esas cabecitas de darse contra la pared, allí en el mismo lugar donde años atrás se golpeó su madre y su abuela y la vecina… Marcas tiene la pared de cabezas duras y fundamentalistas que no están dispuestas a prestar oído ni inteligencia a burdas experiencias de otras personas.
La madre conoce la respuesta a sus “consejos” porque ya lo experimentó: “Mamá, eso era en TU época, las cosas AHORA son distintas”. “Ay por favor!!! No vas a comparar la era del hielo con lo que está pasando ahora, ple no si glo vein ti u no!!!!!! Vos dejame a mí, ahora es diferente, mamá, convencete de que los jóvenes de hoy no son como eras ustedes, unos caídos de la higuera como dice la abuela.
Y la madre sabe que es cierto, ella fue otra caída de la higuera, que tardó es despabilarse como 20 años, por eso acaricia los cabellos de Clara y desea para sí que no sufra demasiado, que pronto los nunca y los siempre de ella adquieran la necesaria relatividad que tiene la vida. Y sabe, muy dentro que poco puede hacer para evitar que su hija se dé de bruces una y otra vez contra el sufrimiento, y sabe que eso es imprescindible para que crezca.
Unos años después, se encontrarán en similar situación, Clara llorará mirándose al espejo y su madre acariciará sus rizos y con una mirada interrogará a la hija, ya crecida y ésta le adivinará el pensamiento y dirá, entre sollozos:”No te preocupes má, ya sé que siempre y nunca son tan radicales como todo o nada, que las cosas nos son sólo blancas o negras, ahora lo sé y por eso mismo, igual que tú, empezaré a templar mis términos absolutos.