viernes, 8 de enero de 2010

La consigna: Y le dió su tesoro más preciado...


Se encontraron 25 años después, creían haber pasado de todo pero la vida les reservaba todavía algunas sorpresas. Él apareció sonriente y ella no lo reconoció de inmediato, igual que Penélope lo esperaba igual que antes…supo que era él por los ojos y la sonrisa intactos. A él le pasó lo mismo.
Media vida atrás ellos habían inaugurado los rituales y después, cada uno por su lado se dedicaron a sus vidas y ahora, él empezaba una nueva etapa, ella no sabía si podía empezar algo, tan distraída andaba por la vida.
La primera sorpresa fue escucharse, la voz intacta, ensanchó la sonrisa de ambos que torpemente se pusieron a caminar uno al lado del otro, mirándose y remirándose sin poder parar de sonreír, un poco alegres, un poco atribulados, teniendo conciencia el uno del otro y del tiempo.
La segunda fue abrazarse, los brazos, firmes y entregados, iguales, lo abarcaban todo y ella sintió que había paz.
La tercera fue bailar. Entonces, se fueron desprendiendo despacito del suelo, abrigados por el recuerdo y la ternura.
La tercera sorpresa fue el beso, llegó conquistando territorio, arrasador y centelleante. Las ventanas reflejaban los destellos y ellos supieron que ese beso no era de ayer, era recién encontrado, recién hecho, nuevecito, como nuevas eran las ramificaciones que iban despavoridas por cuerpo y alma, aleteando, soliviantando, haciendo surco. Ella recordó así de que otra vida era posible porque él le dio su tesoro más preciado, el ritual del amor que ella creía perdido ya.

4 comentarios:

  1. Amigos, creo que para dejar comentarios, deben suscribirse a una cuenta de Google. Es muy sencillo!!! Animo que necesito retroalimentación :)

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  2. muy tierno y lleno de sentimientos, que supiste trasladarnos brevemente y sin titulares! Clap, clap!

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  3. LLaman los tambores a golpe de ritual de sudor y sangre, llama la tierra calentada por el sol y acunada en brazos de plata.

    Maya
    (Aprendiz de bruja)

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  4. Gracias Silvana por ese don maravilloso de poner en palabras sentimientos y emociones, vivencias y deseos, que otros apenas podríamos balbucear. Y me alegro por quienes hacen posible este ritual del amor del que hablás y pueden "desprenderse despacito del suelo"

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