jueves, 6 de mayo de 2010

No te me pierdas de vista


Hay un mar entre ambos, desconocido, sonoro, profundo, poblado de criaturas extrañas. Hay un cielo enorme que nos envuelve, porque el cielo no está arriba ¿lo sabías?, está pegadito a nosotros, por eso te aseguro que estamos en el cielo ahora. Yo no necesito creer en el más allá. Yo estoy sobre la tierra y en medio del cielo. Y si estás a mi lado, aunque sea un instante, aprendí que eso es magia.
Magia que tus ojos miren y que tus labios besen, magia que tus manos pasen y vayan sembrando caricias en el cuerpo y en el alma. Fugaz y trémula, la magia…
No importa que te vayas, no importa que fracases una y otra vez en el intento de quedarte, Yo ahora lo entiendo, y no creas que fue fácil. Estás de viaje, yo no lo sabia, no vi tu equipaje, y es que viajas con lo puesto, de pasada y porque te lleva el aire. Pero ese aire, es el mismo que nos contiene a vos y a mi, un poco nos retiene, un poco nos suelta, lo paladeamos, nos eriza un poco, nos refresca a veces, nos da oxígeno y luego nos ahoga.
Aire, en medio de los dos, existe aire.
Ya formas parte de mí, me emparchas algún desastre, arrancas risas y lágrimas, jolgorios y ráfagas de rabia, me apasionas, a veces te comería a besos, a veces te enterraría hasta el cuello para que te picoteen los ojos las aves predadoras.
Sencillo ¿ves?, podemos ponernos de acuerdo en odiarnos para siempre… aunque no creo que sea fácil. Yo me esmeré de veras en odiarte y no pude recórcholis, pardiez, válgame el cielo. Tampoco pude amarte, pero puedo, sí que puedo, colmarte de ternura, regalarte todos los besos que me salgan. Puedo hacer un puente para los dos, para encontrarnos en la mitad, la sonrisa enganchada en los recuerdos, muchos años más, muchas ilusiones menos. Puedo tender un tul que nos recubra y aísle momentáneamente, dejando pasar la luz. Podemos, retener en la mano el tacto de la piel del otro, podemos, guardar en el regazo las horas vividas y atesorarlas para que siempre estén cerca de nosotros. Y podemos vivir más.
“Mi vida es un gran campo de batalla” dice siempre mi madre, y yo sonrío… la mía también pienso y sigo sonriendo. Peleo y peleo por un vuelo en alfombra, por una lámpara, por mil y una noches de sueños hechos realidad. Y voy por ellos, sin fijarme en el precio.
No sé si te puedo sostener, te puedes sonreír al pensarlo siquiera, tremendo hombre.
No te me pierdas de vista.

3 comentarios:

  1. Ese es el estado de una mujer que está perdida sin remedio, y es lo mejor que le puede pasar. La felicitaría y festejaría su locura irresponsable, "recórcholis, pardiez, válgame el cielo". Tus palabras, como siempre, son un maravilloso juego, muy serio por cierto.

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