jueves, 17 de junio de 2010

Sin aliento


Ahora un beso tuyo me atascaría en el cielo

Tu lengua que imprudente me engancha con su vuelo

Me toma de tal forma que me aleja del sueño

Y la sangre se agolpa

Y se desborda el cuerpo

Y tu boca consigue

La alianza con el resto

De todo te apoderas calándome hasta el hueso

No me dejas opciones y pierdo en el proceso

De aquilatar tu abrazo calibrando su freno

Boca muerde sella tiembla

Es lanza de guerrero

Es mito develado que cuenta su destierro

Firme lanza que late sutil el desperezo

Canta busca y encuentra

Dejarme sin aliento

lunes, 14 de junio de 2010

Adivinando estrellas

No es sencillo adivinar estrellas tras el capote gris. Pero se sabe que están, y también la luna. Hoy un manto la cubre pero ella no descansa, vela, vela.
Hay que saber mirar con los ojos del alma el titilar de mil estrellas escondidas, iluminando otros caminos. Hay que saber compartir, apreciar que el gris tiene lo suyo. Miro por mi ventana y eso es lo que veo, gris quieto, que cae a plomo sobre las almas desprevenidas. Noche emplomada, pesada noche. El frío es suave si lo dejo llegar, apenas roza. Voy por abrigo, para seguir mirando el reflejo pálido de las hojas verdes, oscuro verde, en plena noche, el verde que no está. Imagino entonces que sopla una brisa, porque en realidad, las quiero ver mover, que dancen para mí. No hay peor frío que el gris, hay que caminar trecho para verdecerlo. Se hace, no es imposible. Porque donde estuvo lo bello, queda el reflejo y así se puede recomponer eso y otras cosas que anden encapotadas por allí. Porque "la belleza está en los ojos del que mira", quien no la tiene, no puede verla. Se trata de ponerla allí, donde se quiera y entonces se encandila el alma, rebrotan las estrellas y verdean las matas y las flores dormidas se desperezan. Así pongo yo lo que tengo para embellecer el paisaje, sonrío al cielo, guiño a la luna que me quedó de ayer y me subo el rebozo para sentir en un instante, el abrigo dentro.

sábado, 12 de junio de 2010

Vigilia


No tiene bordes la cama

Es un paisaje inmenso

Ellos la habitan toda como si fuese cuento

Ella lo va tocando y crece desde dentro

Un impulso sagrado de despiadado fuego

Agazapada en su piel, no existe el desconcierto

De sentir hasta hartarse, de recomponer huesos

Donde empalman las pieles es un lugar tremendo

Un espacio sin luz pero con brillo intenso

Reteniendo lo vivo, llamando a redoblar

Las caricias sin tiempo

El soplo se detiene, la pena se suaviza y pierden argumento

Todos los desatinos, todos los descontentos

Las almas que hacen juego se pegan en un hueco

Hendido en la premura, alfombrado de besos

De golpe se tamizan, se cantan ambos cuerpos

Encajan justamente, son afines, son bellos

Susurran los amantes, rendidos al desvelo

Salen desde el origen buscando abrevadero

Van recorriendo a oscuras la historia de otros cuerpos

El sabor de la fuente, retenido el aliento

Una boca trepando, la otra en aguacero

Es nueva esta vigilia

Y ya está amaneciendo

lunes, 7 de junio de 2010

Anhelos



Voy cayendo del caso, el alma sin gobierno,

un callejón soldado a muros de otro tiempo.
Un callejón cerrado, tapiado desde dentro.
No puedo y sé que acaso, no entiendas lo que pienso.
O te sonrías un poco calmado el desconcierto,
por no llegar al alma de la mujer del cuento.
Lo que se escribe ahora, sale de un vertedero
que no puede parar, son ellos, son mis dedos,
los que así me condenan y envían al destierro
a todos mis anhelos. No por capricho mío,
ni por oscurecerlos, sino por merecer soles
y frutas y aguaceros, merecer que les canten,
que los acune el cielo. Mis anhelos son joyas,
que tienen brillo cierto, y han de ser engarzados
en el metal más bello, en el más indeleble,
en el muro más pétreo. Merecen ser gozados,
por quien los llame a juego.