jueves, 21 de junio de 2012

Palabras que no se harán perla

Una palabra desafortunada no es la que no tiene suerte o fortuna, es aquella que después de proferida, caló hondo en el alma de quien la recibe y ya no saldrá de ahí. Aunque la recubra el nácar... no se hará perla. Hay quienes dicen que la responsabilidad de dar significado a lo escuchado es sólo del que escucha, les voy a discrepar. Como todo fenómeno de comunicación humana, significar, decir y resignificar en el otro... es un proceso dialéctico. Las palabras repercuten, se atan adentro con otras muchas y se visten con el afecto que encuentran por ahí, a veces no es el deseado por quien las emitió, pero pasa. Y es que NO PODEMOS, atribuir el mismo significado dos humanos a la misma palabra. Cada historia, cada vida, cada aprendizaje, cada dolor y cada felicidad, van llenando el vestuario del alma de atavíos propios, unos lujosos, otros miserables. De tal manera que, si alguien dice, pongamos por caso, “témpano”, eso es referencia con sabor a hogar para el esquimal, y peligro inminente para el navegante, así como para otros será sinónimo de desamor. Por lo expuesto, “Eres mi témpano”, puede resultarle un piropo a alguien y un desamor irreversible para alguien más. Por eso y sólo por eso, somos responsables de nuestros dichos, debemos hacernos cargo. Antes de decir palabra, tratemos de conocer a quien tenemos en frente, qué cosas le gustan y las que no, si nos agrada o nos es indiferente. También es conveniente pensar qué cosas pudo haber sufrido (eso se ve a veces en la expresión de la boca, en la curvatura de la espalda, en lo profundo de las arrugas de la frente y sitios así), antes de hablarle.
Si vamos a lastimar de palabra, sepamos que vamos a hacerlo e intentemos que sea justificado, al menos para una de las partes. Si vamos a decir un chiste, intentemos no desubicarnos (a veces no sale:), es relativamente sencillo detectar el sentido del humor de otra persona y darnos cuenta de qué cosas le harían gracia y cuáles no. Ya sé, ya sé... a veces falla y metemos la pata, quién no?
Ustedes se preguntarán, a qué viene esto?, les explico, viene a que, después de tantos años sobre la tierra, tengo en el alma un vestuario completo, igual que ustedes y lo único que pido, es que no ignoremos eso. Por lo expuesto, me comprometo a respetarlos y respetarlas, haciéndome cargo de mi responsabilidad sobre lo que digo y hago. Por eso no me convence la gente cuando dice “Es tu problema”, aunque a veces lo sea, por lo general no, los “Problemas” de comunicación se generan cuando hay más de uno en la vuelta, diciendo cosas, a veces pensadas y otras desde la panza, sin medir, sin calibrar, hasta dónde nos podemos “poner en los zapatos” de quien escucha.
Esta ha sido para hoy “La columna de Silvana” para no moler a palos a ciertas personas :)


lunes, 18 de junio de 2012

Perder el tiempo...

Me gusta perder el tiempo y después, encontrarlo en algún cajón, hecho un ovillo, pronto para usar. Porque no hay tiempo que se pierda en realidad, si lo buscas bien, lo encuentras. Se materializa en pompas de jabón, en papeles escritos, en lunas miradas, en mares que mojan pies, en asuntos pensados y en cosas imaginadas. Me gustan los tiempos maleables, livianos, que se dejan estirar o se ponen a volar según queramos. O sea, tiempos que andan sueltos. Tenemos que estar atentos y no perder detalle, no sea cosa que se te declare un “tiempo muerto” casi sin comerla ni beberla, y sólo por estar distraídos haciendo cosas muy importantes.

sábado, 16 de junio de 2012

Cartuchos de silencio

Cartuchos de silencio dispara la soledad que pellizca el alma. El alma del que espera tiene varias lesiones. Algunas son de frío que corta, otras de espinas, unas más leves y otras más profundas. No se notan en la piel, hay que mirar por dentro, dandole vuelta el cuerpo al que sufre, rebobinando luego. Hay que mirar a los ojos para descubrir los parches, se ven en los pliegues de los párpados y un poco en el tamaño de la pupila. Puede una mueca a veces darnos pistas, porque es frecuente que no pida ayuda con palabras, porque no se las sabe o las olvidó. “Te necesito” no sale fácil. Se tranca en las astillas de la persiana, o en la verja se queda. Yo he visto esa expresión colgando de algún dedo. Y no es de adorno que la usan ahí, es que se resbaló y quedó enganchada. Hay otras que también se trancan, vaya a saber uno dónde y por qué, “Sos importante para mi” es otra que no sale. Puede que esté muy a gusto, abrigada en una cabeza y se pregunte, para qué salir? Si hace frío afuera y capaz me congelo y no me escucha nadie. Estas expresiones son precavidas o distraídas, yo creo que las asusta caer en saco roto y romperse la crisma. Por eso las entiendo. Hay gente, que de tan cautelosa no dice ni “buen día”, y eso que esta expresión es fácil y cotidiana, pero no dicen. Les parecerá simple y estarán buscando otra expresión más elegante. Es gente que no sabe, que un alma pellizcada, sólo necesita un par de ojos tiernos, una boca que diga “Me haces falta”, y acaso una mano que tome la suya... Y salir a caminar por ahí, contando baldosas y esquivando charcos.

domingo, 10 de junio de 2012

Lenguaje inclusivo, por Dió!!!


Harta me tenés, HARTA!! decía mi madre cuando los seres humanos en vías de desarrollo que estaba criando (mi hermana y yo) nos poníamos un poco impertinentes :)


A quienes defienden el uso estricto del lenguaje, os digo: “tenéis razón”. A quienes desean modificarlo, cotidianizarlo, “coloquializarlo” les digo, “Ustedes también”.
Se sabe que hay palabras que no tienen femenido, es un hecho. “Influyente”, “Interesante” y “Consecuente” no lo tienen:  “Es una persona influyente”, “Leí un libro interesante”, “Fui consecuente en mis acciones”. En estas frases no cabe duda de dónde está el sujeto y el género del mismo no cambia el adjetivo. No decimos: "Es una mujer consecuenta", no es la idea.
Cuando hablamos de Presidente con mayúscula, no estamos adjetivando necesariamente, cosa que haríamos si dijéramos “Tu actitud en esa reunión fue muy presidente”. No lo usamos así, lo usamos como sustantivo, a saber “Presidente”, quien ostenta la autoridad en una Nación, República, País o como gusten llamarle a la comarca :)
Entonces si los argentinos tienen una Presidenta y le quieren llamar así, pueden.
Si este argumento no fuese suficiente o careciese de fundamentación lingüística por ignorancia mía, tengo otro para presentarles: La lengua está viva, no congelada. Por eso hoy no decimos “vosotros tenéis razón”, decimos “Ustedes tienen”, aunque esto en su momento haya parecido un lenguajicidio. Alguna vez rechinó “bagayo”, y hoy está en el diccionario de la RAE. En fin, amigos y amigas, el lenguaje inclusivo se está contruyendo. Cuando algo está en proceso de construcción, en simultáneo deconstruye un modelo anterior que con mucho trabajo se había consolidado. Por eso, construir “visibilidad” para algunas cuestiones de género, da trabajo y hay que ser un poco impertinentes para lograrlo. Lenguaje inclusivo no es sólo decir “A los y las”, sino empezar por decir “A quiénes”, en vez de “A los que”, podemos decir “Todas las personas piensan” en lugar de “Todos pensamos”. El genérico masculino existe y lo usamos, pero además, abusamos de él. Si para crear conciencia de género tenemos que ser pesados y pesadas, por el tiempo que sea necesario lo seremos. Hasta que sea tan natural como andar en bicicleta, usar otros genéricos y darnos cuenta al toque, de que hay un modelo funcionando en nuestra mente. Y conste que no digo que los modelos sean malos, por lo general rompemos uno para construir otro. Sólo digo que van cambiando, se transforman y nos permiten interpretar la realidad de diferentes maneras. Tenemos que abrir la cabeza, nada más.


sábado, 9 de junio de 2012

La noche y el frío


Voy por una manta para abrigar la noche. Viene cayendo despacio y muy callada. Está temblando junto a la ventana. El frío la encontró y no la deja, se le quedó pegado y ella, no se bien por qué, no se lo sacude. Será que no le molesta porque lo conoce largo?. Cuentan que se encontraron por primera vez en descampado y se amaron con locura por un tiempo. Pero la gente dice muchas cosas, que el calorcito de verano también la ama, que en realidad no tiene amores... Y yo sonrío pensando que, a lo mejor, la muy presumida coquetea con ambos, apostando a que no se encuentren. Flor de pilla. No va a serlo? Ella es sabia y protege todos los resbalones que va dando la gente.
Ella da cobijo, lo hace porque es madre que ha parido cien mil veces y otras tantas ha entregado sus hijos a la vida. Claro, es amiga de la luna y así cualquiera se anima a soltar los hijos, sabiendo que están en buenas manos. Ahora me quedé pensando... será necesario abrigarla a ella? No sé, yo creo que sí, la veo que tiembla, hace cristalitos en la ventana, como queriendo llamar la atención. Porque por ahí la pifiamos, pensando que ella es grande, que no necesita nada, que se las arregla sola y vaya uno a saber! Mirá si en serio está helada y necesita abrigo?