lunes, 18 de junio de 2012

Perder el tiempo...

Me gusta perder el tiempo y después, encontrarlo en algún cajón, hecho un ovillo, pronto para usar. Porque no hay tiempo que se pierda en realidad, si lo buscas bien, lo encuentras. Se materializa en pompas de jabón, en papeles escritos, en lunas miradas, en mares que mojan pies, en asuntos pensados y en cosas imaginadas. Me gustan los tiempos maleables, livianos, que se dejan estirar o se ponen a volar según queramos. O sea, tiempos que andan sueltos. Tenemos que estar atentos y no perder detalle, no sea cosa que se te declare un “tiempo muerto” casi sin comerla ni beberla, y sólo por estar distraídos haciendo cosas muy importantes.

1 comentario:

  1. Estos poemas en prosa tienen la virtud de la libertad que tal vez no tiene el verso, y sin duda tiene todos los atributos de un poema en su actitud lìrica: la complejidad del alma, su vuelo con imàgenes consecutivas de un gran ritmo interior, vas encontrando y describiendo los elementos,y el tiempo como sìmbolo de la transfiguraciòn.Me gustò mucho Silvana,
    Alicia

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