jueves, 13 de diciembre de 2012

Sobre el silencio, un recorte.

El silencio me es muy diverso.
Es paz, soledad y compañía.
Es ausencia y letargo; miedo.
Es tener la cabeza a punto de explotar o vacía, un desfiladero y un punto.
Es el renglón siguiente.
El silencio es el precio que pagamos por la impotencia y es el premio a la vez, por la entrega.
El manda, hostiga, apalea…
Pero también renace, concilia las almas y en esa comunión la vida habla.
A veces el silencio nos desnuda el alma y quedamos expuestos frente al otro, en forma descarnada. En ese momento se encuentran los ojos y salen, aprovechando el silencio, las bocas apuradas. No para hablar si están callando, sí para hurgar, si están buscando. Hurgarse una a la otra, sacando chispas, sacando lustre a la vida. Si los ojos se entienden y los cuerpos se llaman, el silencio es un pacto con el amor.

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