De fríos intensos la agrietada frente, cargas, fríos,
grietas, tira el lastre.
Camaleón desteñido, te descubro, el alma desollada. Salen de allí los demonios y lenguas a cortar aires. Sin respiro, como piedra, abandonada la apacible piel en un camino antiguo, algo rompió para siempre tu cordura.
Camaleón desteñido, te descubro, el alma desollada. Salen de allí los demonios y lenguas a cortar aires. Sin respiro, como piedra, abandonada la apacible piel en un camino antiguo, algo rompió para siempre tu cordura.
Harías cualquier cosa con tal de no volver al miedo. Miedo ancestral que a gritos de
taladro, te abre los ojos en la noche, rasgando la ternura sin piedad.
Miedo a morirte, o a que te mueran.
Callas mirando esa pequeña vida, que tiembla aún entre tus manos, hombre solo, rugosas manos.
Hace ya tiempo caminas oscuro, el vientre disociado, el corazón descalzo.
Y no porque lo mires el cielo está más cerca.
Y no porque lo encierres, se esfumará el pasado.
Miedo a morirte, o a que te mueran.
Callas mirando esa pequeña vida, que tiembla aún entre tus manos, hombre solo, rugosas manos.
Hace ya tiempo caminas oscuro, el vientre disociado, el corazón descalzo.
Y no porque lo mires el cielo está más cerca.
Y no porque lo encierres, se esfumará el pasado.