Darle la vuelta a los candados, regocijar la noche a pesar
del frío. Eso se puede sólo si hay manos tomadas, si hay un abrazo por venir,
si el futuro es beso. No cualquiera que camina por la calle se prende fuego.
Hay que mezclar sonrisas y risotadas, tiene que haber cómplices. Eso, cómplices
en la noche descarnada, desafiando a la soledad que chifla y chifla... Si en
medio de todo eso aparece una mirada, un sacudón del alma, si algo se mueve, es
porque la noche valió la pena. Un boliche cerrado es un augurio, de mejores
miradas, de voces roncas. Es que la vida late en un abrazo, mejor andate... Las
mieles hay que degustarlas suave, sencillo y tremendo, sintiendo el calor de la
mejilla, el amoroso peso de los brazos, que acercan un mundo al otro, despacito,
como quien no quiere la cosa.
Pero què hermoso, el blog, y lo que escribiste, eso prueba sin dudas quien encuentra...busca
ResponderEliminarGracias Sil por este lugar.
Gracias Tere!!!
EliminarGracias por compartir la vuelta de rosca entre manos y risas. También por la imagen asociada ya que siempre me oprimió esa fuente con tantos candados colgados, cerrados a la intemperie y que se van oxidando con la lluvia y el viento. También con las miradas que pasan y siguen. Pienso que los veré más tibios.
ResponderEliminar(lleguè por aqui de mano de Claudiosidades)
Qué lindo Dolores, muchas gracias! Yo veo los candados con sus promesas de amor y me conmueven...
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