domingo, 6 de octubre de 2013

Mariposas rebeldes

No hay desquicio posible si viajas en reversa, y acontecen miradas, partes de bocas, sonidos, palabras. Si alguna vez dibujaste un nombre  con adornos, se te pudo haber quedado en la birome, por años en el cajón de la mesita de luz. Felicidad bajo fianza, a un respingo de nariz, a un roce de la cara. A la vuelta de la oreja pudo estar y no haber sido vista. Es importante revisar bien los lugares del recuerdo, hasta en el codo pudo haber un brote que pasó inadvertido. Se habla del corazón y del alma, lugares comunes. Hay que ser inusual para temblar por un dedo en la frente. Por ahí tuviste un tiempo de mariposas rebeldes, esas que no acuden si las llamas, ni reconocen vientre. Ni bosques ni días soleados, escondida en una zanja pudo haber una. Metida en tu cabeza, haciendo revoltijo por el cuello. Puedes soltarla ya, con la soledad como pliegue de memoria, el recuerdo burbujea, va explotando despacio.