Colgada del
pincel y ya sin miedo. Así miras la vida al desplegarte. Capaz de cercanías y
alimentos, capaz de tonterías, mil entuertos. Si escuchas la pared notarás que
late, al contacto del ruido. El ruido que hace una mano que galopa.
Colgada del
pincel y sin custodia. Así estarás el resto de tu vida. Parada sobre el mundo y
casi en cueros. Capaz de todo poderío y todo ayuno. Si tratas de cambiar el
color puedes hacerlo, si tratas de llegar y quedarte, sólo pruébalo.
Colgada del
pincel pero contenta. Aún restan temblores por tenerte, de dolor que rompe el
aire, de amor que parte el cuerpo, de risas que desbocan los párpados abiertos.