Se parte la noche de recuerdos. Los que saben dicen que hay
que mirar el presente, tenerlo sentido, es ahora. Pero el presente se te esfuma
en menos de un segundo... ya es pasado lo que puse antes. No hay manera, o
miras hacia atrás, o sueñas de aquí en adelante. De un aquí medio larguito, es
decir, diremos como licencia poética, que el presente es lo que te está pasando
ahora con una desviación estándar de más menos un día. Si no, es de locos. Pero
qué tanto! Los recuerdos son ahora, si los estoy teniendo. Si vienen con ellos
los aromas, la canción que sonaba, el llanto y la sonrisa, todo viene. Pero va
cambiando, no se puede recordar todo, hay que adornarlo, es fácil. No obstante
hay recuerdos que no prescriben, imágenes limpias que perduran a través de la
vida. No se te contamina por ejemplo, el llanto de tu bebé al nacer, ni sus
manitos, están intactos. Hay algunos recuerdos de amores que no caducan. Y hay
también, algunos dolores insidiosos, tenaces. “Vivir el presente”, bah, quien
lo diga y lo repita que venga y me demuestre, que hay un presente que no se
conjugue con lo que has sido y que, en alguna medida, no esté perdiendo
vigencia.
de Silvana de Lima /// Pretensiones literarias... poesía, relato, cuento corto.
sábado, 28 de diciembre de 2013
jueves, 5 de diciembre de 2013
Títere
Juraría que no sabes de la inocencia de tus ojos, que
muestran el hueso cuando miran. Que no sabes con certeza lo que tu piel
envuelve. Yo vi debajo de ella con las manos, y estaba claro, como el agua en
superficie.
Sin vida propia con hilos de guitarra. Títere feliz movido por tus dedos, hilos metálicos de corriente alterna. Donde sea que tu tocas saltan chispas, salen a jugar los años en grupitos, arman jaleo por la casa toda y hasta la calle van a meter lío.
Sigue así, volando sin reserva, que se queda en mi la mansedumbre tibia guardando en su cajón un carretel con hilos, por si volvieras, en medio de la tarde, para mirarme así , para jugar con ellos, para sorber latidos.
Sin vida propia con hilos de guitarra. Títere feliz movido por tus dedos, hilos metálicos de corriente alterna. Donde sea que tu tocas saltan chispas, salen a jugar los años en grupitos, arman jaleo por la casa toda y hasta la calle van a meter lío.
Sigue así, volando sin reserva, que se queda en mi la mansedumbre tibia guardando en su cajón un carretel con hilos, por si volvieras, en medio de la tarde, para mirarme así , para jugar con ellos, para sorber latidos.
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