viernes, 10 de octubre de 2014

Menguando o creciendo

A la luna le falta un pedacito. No sé si menguando o creciendo, nunca fui buena para esas cosas. Yo la miro y la miro, y no puedo dejar de sonreír. Es lujosa. Las nubes pasan por delante y la dibujan, sombras aquí, luces allá. Pasa una grande, gris metal, la cubre toda. Yo la sospecho sonriente, la nube pasa, y la luna sigue, brillando más. Es como si dijera, “juega conmigo”, me gusta pensar que se divierte. Porque es resabida y ve pasar muchas nubes, de todas formas y colores, se deja pintar, se deja cubrir, pero siempre, siempre, salta a la vista con seguridad pasmosa. Es mujer, no hay duda.

Es eso, la vida tiene sentido cuando hay una ventana por donde entre, imprudente y deliciosa, la luna de nuestras noches, la magia de sus milagros, el permiso de soñar, con nubes que reten luces, con lluvias que mojen narices y por supuesto ojos, y otrosí bocas y orejas... lluvias de agua con luna, lunas de agua con lluvia, de amores que pasan por delante y dibujan, sombras aquí, luces allá. Amores a los que puede faltarle un pedacito, que no se sabe si están menguando o creciendo, pues como dije, nunca fui buena para esas cosas.

sábado, 4 de octubre de 2014

Empujes de sol y viento

Empujes de sol y viento, modelan tu madrugada.
Empujes de mar y brisas, que te erosionan el alma, despliegue bello de arenas derramadas. O algas en la orilla.
No somos, a menos que la tierra nos celebre bajo los pies, que el viento nos despeine la sonrisa o evapore nuestras lágrimas.
No somos, si no hay agua que te limpie y sol que te alumbre el pensamiento, que tueste tu piel y te haga, buscar refugio en la sombra.
No somos, sin no hay abrazos que te estrujen la espalda, si no hay manos tendidas, si no hay charlas.
No somos, si no hay ojos que en nuestros ojos hablen, si no hay bocas, que en nuestras bocas digan.
No somos, si no hay anclas que te paren por un tiempo, si no hay alas que te alejen por otro... Si no hay cometas, si no hay baile y fiesta y regocijo.
No somos en la oscuridad del cuarto, detrás de las ventanas y callados.
No somos sin arrugar sábanas, sin destender camas.
No somos sin mezclar alientos, sin mariposas en invierno, sin frutos en la casa. Porque humanos al fin, tendemos puentes, salvavidas. Bebemos por la boca de otros seres, caminamos con alguien aunque solos.

Que el camino nos oriente, que tu estés cerca y lo ilumines, que el portón suene en la penumbra y sean tus pasos.
Que hagan ruidito las hojas y que te vea venir, un poco chueco. Chueco de amores infundados, por saberte solo y sin tierra, sin mi viento y sin mi agua...
Por sentir tu espalda sin mi abrazo, sin que mis ojos hablen, sin que mi boca diga.


Empujes de sol y viento, para moldearte a mi lado, haciendo juego conmigo, en mi cama y en mi cuarto. Despierta de todo el tiempo en que has dormido soñando, porque yo tengo el sendero para que aniden tus pasos.