miércoles, 28 de diciembre de 2016

Seguro no era él quien vino y dijo, quien sólo tenía ojos para verte. Porque aunque haya mirado y haya dicho, no pudiste creer en su palabra. Es que no era, porque si hubiera sido, tal vez tendrías aún, la cara colorada. No deberías soñarlo porque en sueños, se miente con descaro. Poco después te duelen, los ojos al mirarlo.Pagas el precio de haberte equivocado, o peor, quedas debiendo sin siquiera saber cuánto. Es que lo hiciste tuyo, imagen animada, armada desde dentro y con retoques, colores que inventaste, nariz que le pusiste, palabras que esperaste. Te podría decir que así no vale, pero no soy tan sabia.
Lo que son las cosas, mientras te escribo esto, me viene a la sonrisa algo que una vez me dijeron. No era cierto, más me gustó escucharlo, recuerdo la sensación grata por la espalda. Y esperé por oírlo nuevamente, de puro novelera. Pero tampoco era, al menos en mi caso, el que tenía que ser, porque si hubiera sido, estaría todavía, bailando en la cocina, cantando por la calle, abrazando a la gente, apurando el paso para volver a verle. Así que bueno, si te quedaste, como tanta gente, “con el alma en cueros”, no intentes abrigarla. De su desnudez aprende, va agarrando confianza. Nada mejor, para aprender de ensayos, que un alma bien plantada.

lunes, 1 de agosto de 2016

Caracteres


Vienen caracteres a mis dedos, de algún lugar bajan, o están subiendo. No sé porque aún no me dijeron. No sé que significan. Mal podría yo descifrarlos, así, de antemano. Van asomando a mirar por las uñas, y luego pasan por los poros de las yemas al teclado. Menudo tránsito y correteos, las manos los ordenan, porque ellas saben domesticar letras rebeldes, hacerlas oportunas, o al menos eso creen. La pura verdad es que no siempre se puede poner orden. Digamos que la cabeza piensa y las manos no se enteran, siguen solas y a callar cabeza. Porque no siempre el pensar está en lo cierto, mejor aún, “lo cierto” es andariego y libre, lo cierto no se casa con nadie. Y va mutando. Hoy es cierto lo que ayer no era, pero no para todos. Es selectivo.
A ver, digamos por caso, es cierto que la noche brilla con reflejos de luna, pero no siempre, o no para todos… digamos entonces que es cierto que hace frío y que cuando eso pasa, se extrañan los brazos que una vez dieron calor, pero no siempre, o no para todos… así que tampoco. Cáspita!
Entonces ¿qué?, caracteres que van por los dedos a formar palabras, ¿van a decir algo coherente? (Ya que cierto vimos que no es posible)… ¿No saben o no quieren saber? ¿No dicen o no quieren decir?
Ah! Tal vez dijeron ya y fue en balde! Y ahora están aprensivos. Eso pasa. Cuando una persona cualquiera junta un manojo de palabras y las dice, y se pierden por una ranura en el tiempo, o se vuelan porque no estaban bien atadas, después es bravo. Que hacer bajar o subir las letras, que ponerlas en papel o decirlas con la boca, que tengan sentido y estén bien dichas, que sean oportunas y recibidas. Que además de recibidas tengan sentido para el otro, bueno, es muy trabajoso y no te garantiza nada.
Pero como se dice hoy, “que no decaiga” Ya van a aparecer esas que hay que decir, esas que no fallan, tiempo al tiempo, cuestión de mezclar bien, de las que suben y de las que bajan. 

sábado, 30 de julio de 2016

Resplandor

Desde el privilegio de esa orilla,
sientes un resplandor que se avalanza.
Le temes a esa luz desconocida,
que viene desde el fondo y te amenaza.
Tal vez del horizonte mismo,
o de tu propia piel, de tus entrañas.
Que me mires te pido, no me has visto.
no soy monocromática.
Que me escuches te pido, porque apremia,
y aún no has escuchado mi palabra.
No soy inofensiva, lo comprendo,
no tengo pies de seda, ni flores en la cama.
Pero sé donde estoy y si me miras,
puedo poner tibieza en tu mejilla,
puedo ser agua dulce, corriendo por tu espalda.
Qué no daría yo por esos ojos,
qué no daría yo por tu sonrisa,
airéandome la cara.