sábado, 30 de julio de 2016

Resplandor

Desde el privilegio de esa orilla,
sientes un resplandor que se avalanza.
Le temes a esa luz desconocida,
que viene desde el fondo y te amenaza.
Tal vez del horizonte mismo,
o de tu propia piel, de tus entrañas.
Que me mires te pido, no me has visto.
no soy monocromática.
Que me escuches te pido, porque apremia,
y aún no has escuchado mi palabra.
No soy inofensiva, lo comprendo,
no tengo pies de seda, ni flores en la cama.
Pero sé donde estoy y si me miras,
puedo poner tibieza en tu mejilla,
puedo ser agua dulce, corriendo por tu espalda.
Qué no daría yo por esos ojos,
qué no daría yo por tu sonrisa,
airéandome la cara.