
Si por azar tu noche se poblara de susurros y no pudieras contener tus anhelos, ten por seguro que soy yo llamándote bajito por tu nombre…invocando a la Diosa para retarte a duelo.
de Silvana de Lima /// Pretensiones literarias... poesía, relato, cuento corto.
Cómo me gustaría verte! Cruzarme contigo en la escalera y susurrarte al oído. Que el ayer por un momento se allegara, que tus piernas volando por buscarme, volvieran a llevar tus pasos hacia mi. Sólo por un instante, sólo por degustar tu rostro frente al mío y escudriñar tus ojos de cielo buscando el alma. Lo que no pudo ser a veces vuelve, se encapricha… luego se retira como el mar de la orilla, y deja caracolitos, cantos rodados y nostalgias.
Cómo me gustaría abrazarte, cercar tu piel, poner a prueba tus defensas, cambiarte el aire, provocar tu juego, atraparte al vuelo y sentirte vivo. Que me renueves la sonrisa, que te apropies del deseo y me lo devuelvas cargado de flores, las mieles de tu boca, la seda de tus manos. Lo que no pudo ser, es un trance feroz para el olvido, es una flecha certera y un gemido. Es un adiós que no se dijo y que renueva su latido de vez en vez, cuando sólo se oyen los grillos, cuando anochece mansito y lloran las estrellas por no tener tu brillo.
Si la sonrisa es mueca, cuida tu alma
Si los besos se quedan en el aire, vuelve a cuidarla
Hay un límite difuso entre ambas bocas, se borra, se agiganta
Hay una piel sola que se desguasa, y corre presurosa, camino a casa
Busca resguardo del inclemente frío, sabe que hay fríos que pueden congelarla
Al mismo tiempo sabe, que hay fuertes brazos que pueden reanimarla
Mujer, canta bajito, que sólo escuche el alba
Guarda palabras muestra sentires, no le des tregua a las oscuras tramas
Ahuyéntalas de un zarpazo, mueve tus armas
Que duermen oxidadas por no pelear batalla
¿Qué buscas? ¿El silencio de plomo de la alta montaña?
¿Qué sientes? ¿El vuelo refulgente del águila blanca?
Camina que a tu paso florecen las aljabas
Sonríe que tu risa es poderosa y franca
Date el lujo de amar, callando las palabras
Abriendo el muro ciego de la falsa nostalgia
¿Qué pasará mañana?
Sólo el destino sabe lo que quiere y depara
No te quedes, no te plantes, temblando en la calzada
Y si lo haces, no llores por lo que deseabas
Ni te lamentes después por no animarte a ser
Tan sólo una mujer que tiene
De encajes llena el alma.
De desencuentros viene la vida. No te alarmes. Es muy raro que habiendo tanto universo alrededor, se pueda coincidir (aunque la canción diga que si), aunque sepamos que es posible y lo sabemos, en un punto las líneas se separan, se dispersan armando nuevas arquitecturas. Y tu rostro artesanal, de límpida mirada, se aleja con el tiempo y se esconde de mi sueño. Ella sabe de ausencias, sabe de calamidades y bendiciones, la vida siempre está preñada. Acaba de entrar uno de sus retoños por la ventana, un rayito de luz que alumbra miles de pequeñas partículas, que ya estaban, no las hizo aparecer, estaban aunque no pudieran ser vistas por el limitado ojo.
Sí, la vida es mágica, es bruja, maga, todopoderosa, hoy te mata y mañana te revive, luego te deja seguir un poco por ese lado y te hace dar vuelta, te distrae… Cuando menos lo esperas, te asalta con su belleza y la conoces vanidosa. Al cabo se aburre y se esconde, dejando que te atrape el desconsuelo. Ella no sabe, no se da cuenta, lo hace porque es su naturaleza, es cambiante e impertinente, caprichosa, testaruda y adorable. Y lo sabe. Por eso se da el lujo de atraparnos, de dejarnos inermes, o de volvernos fieras, según los devaneos de su antojo. Ay! Amiga… bien sé que todo te debo, y sigo pidiéndote, ¿acaso no eres maga?
No es necesario que haya puerta… Puedes entrar de todos modos
No es necesario un camino… Puedes armarlo con tus pasos
No te espero, dejo que me sorprendas o te vayas, que andes por allí, y yo con vida.
Te va a cambiar el rostro y los besos, cambiarán tus manos y tu aliento
Yo voy floreciendo en el cruce de miradas
Ojos luz, labios temblorosos
Certeza de sentir, de teñir las palabras, de adornar los sonidos
De abrigar tu mano con la mía y enlazarte el cuello
Has dicho “te amo”, y han quedado tus palabras suspendidas en el tiempo
No importa si no sigue siendo cierto después de la madrugada
Importa el sonido de tu voz, apagada en murmullo
Fundida en emoción, y tu rostro febril y el desespero
Ay amigo quisiera decirte “yo también”, pero no puedo
Sigo buscando horizontes amables, una historia nueva
Despejando senderos, arando terrones, sembrando sonrisas y dolores
Yo no tengo grandes palabras hoy
Tengo vientos, lluvias, temporales
Tengo calma y ruidos que asustan
Tengo aún el sonido de tu voz enredando en mi pelo
Fragante dijiste, mujer fragante… mezcla de fragancia y sonrisa
No sabes lo que dices hombre! No lo sabes! Hay palabras que no se pueden pronunciar jamás!
El agua resbala por su rostro. Mojada hasta el alma hace un cuenco con sus manos, mira, un poquito de agua que se junta, hace demasiado frío y tiembla, suelta suelta…
Levanta los ojos y el pelo chorrea, pato mojado, no acierta a distinguir si algo de todo eso es lágrima, no está segura, no puede verse o saberse porque se le mezcló algo que venía pensando y algo que venía sintiendo. Colisión dramática, apenas silenciada por el ruido del viento que corta el alma en dos. Una parte se va corriendo a buscar refugio, la otra se queda quieta bajo el agua y disfruta, vuela vuela…
Que siga cantando el agua, que la luna asome apenas, que sepa guardar secretos, que los árboles la cuiden, que la vereda se empine y la calle haga sesgos para adornarle los pasos. Que la gente pase, cara tapada, manos ocultas, voces perdidas, indiferencia. Que ladre un perro, que aparezca una estampida de estrellas en un agujero del cielo, un movimiento fugaz. Sigue tu paso, pequeña, no es necesario correr, alguien camina contigo.
Quiero atrapar tu vuelo, no para detenerte sino por volar contigo. Que al rozar mi ventana te detengas y revises mi abrigo.
Que de ser necesario me arropes y me beses la frente. Que me invites y digas dulcemente "acá estoy, vente conmigo".
No pensaría dos veces para tomar tu mano y salir al frío.
Es fácil dejarse llevar, vivir el sueño, instante compartido.
La tristeza queda del otro lado, de allá venimos pero no es fatal que volvamos. Hay un cruce, un camino empinado y fragante (aroma de pinos), podemos pasar por allí, yo te aviso, dejame que siga atenta a las señales del río.
Tu lengua que imprudente me engancha con su vuelo
Me toma de tal forma que me aleja del sueño
Y la sangre se agolpa
Y se desborda el cuerpo
Y tu boca consigue
La alianza con el resto
De todo te apoderas calándome hasta el hueso
No me dejas opciones y pierdo en el proceso
De aquilatar tu abrazo calibrando su freno
Boca muerde sella tiembla
Es lanza de guerrero
Es mito develado que cuenta su destierro
Firme lanza que late sutil el desperezo
Canta busca y encuentra
Dejarme sin aliento
Es un paisaje inmenso
Ellos la habitan toda como si fuese cuento
Ella lo va tocando y crece desde dentro
Un impulso sagrado de despiadado fuego
Agazapada en su piel, no existe el desconcierto
De sentir hasta hartarse, de recomponer huesos
Donde empalman las pieles es un lugar tremendo
Un espacio sin luz pero con brillo intenso
Reteniendo lo vivo, llamando a redoblar
Las caricias sin tiempo
El soplo se detiene, la pena se suaviza y pierden argumento
Todos los desatinos, todos los descontentos
Las almas que hacen juego se pegan en un hueco
Hendido en la premura, alfombrado de besos
De golpe se tamizan, se cantan ambos cuerpos
Encajan justamente, son afines, son bellos
Susurran los amantes, rendidos al desvelo
Salen desde el origen buscando abrevadero
Van recorriendo a oscuras la historia de otros cuerpos
El sabor de la fuente, retenido el aliento
Una boca trepando, la otra en aguacero
Es nueva esta vigilia
Y ya está amaneciendo
Me guío por un mapa, un cerro, un laberinto
Voy un poco a ciegas, confiando en mis instintos
No llevo carga, voy sola a construir camino
En algún punto quedamos, del aire suspendidos
En una hora inexacta el silencio con ruido
Nos ganó la mitad, dejándonos partidos
Por no seguir a pie, ya muy cansados
Nos quedamos sentados, sin apuro
En pocos tiempos el verbo reducido
Ya sin miradas, ni dejos, ni susurros
Débil reflejo en el espejo frío
Porque sucede a veces, el viento nos destapa
Y nos atrapa pleno el inusual despido
De lo que se trataba, encuentro y desatino
¿Qué pasa si descubres que el alma se apelmaza?
¿Qué si al oír el viento no se escapa un suspiro?
No pasa nada ni nadie y caes en la cuenta
De que ya es hora en punto de alertar al destino
De perseguir calandrias sobrevolando pinos
De remontar cometas
De salirle a la vida a componer desmanes
Rescatando lo bueno pues nada se ha perdido
La música le acaricia lindo los oídos y se cuela hasta el centro mismo, irradiando cosas buenas. Cristina cierra los ojos y piensa, siente… se pregunta.
Ayer se encontró con Eduardo, fue un “Watch and go” como dijo él, la sonrisa le bailaba alrededor de los ojos.
Ella llegó apurada, casi sin peinarse, porque él perdía el zapatito muy temprano y sólo quería verlo, chequear los ojos con el sonido de su voz, medir la dimensión de la distancia que los separaba o los unía, vaya una a saber. ¿Dónde estás? – por allí -, un poquito más allá… la bienvenida colgando de la mochila, cansado, mirando el reloj, la calabaza pensaba Cris.
Lo conocía desde hacía un tiempo y aunque nunca lo había visto, creía saber bastante de él y se sabía conocida. De esos rastros estaba formada la expectativa del encuentro, del breve encuentro, sólo para mirar, sólo para rozar la mejilla con un beso, sólo para rozar la cintura en la despedida. ¿Un café?, claro!
Un café para los dos dijo él, apresurado, sin preguntarle si quería café. Cristina interrumpe – “Cortado para mí, gracias” – Qué apurado que está, piensa… debemos dejarlo volar porque hoy no es el tiempo de quedarse. Y tal vez nunca lo sea.
Eduardo tiene cosas en que centrarse, Cristina también, ellos han vivido aproximadamente la mitad de sus vidas, probablemente algo más de la mitad. Ahora ella busca entender cómo quiere vivir el tiempo restante. El lo tiene más claro, o eso parece, está muy seguro de lo que hace y dice, o tal vez no tanto.
Él la mira desde adentro y ella tiene que bajar los ojos (sos una pelotuda colegiala piensa Cris) Se va y no sabés cuándo lo vas a volver a ver, decí algo que sea significativo!!! ¿En qué empresa viajás? (jaaaaaaaaaaa, no se te ocurre nada mejor nena?)
El esta muy entrenado en la vida, mucho más que ella. No se le nota o casi nada de lo que le pasa por dentro, a ella si porque es desastrosamente transparente, semejante grandota.
Se va, se fue. Tá.
Cristina vuelve a su casa, con una sensación vaga en el estómago, con cosas que no dijo y quedaron en la gatera, con cosas que esperaba y no aparecieron. Llega y cae de golpe en la realidad cotidiana, había quedado la cocina para lavar, levanta la ropa de pasada, estos putos mosquitos, se quita sus pulseras y el reloj… ¿ya volviste? Dice la peque de la casa, ¿vamos al Shopping má? ¿Mañana te parece chiqui? Bueno… se acomodan las páginas, se desacelera el tiempo, aún es sábado. Cristina llama a su amiga y le dice, ¿vamos al cine? Sí, claro venite que voy sacando las entradas. Ellas se entienden, ven una peli desastrosa, la única a la cual llegaban y después se van a comer algo y a tomar una cervecita como debe ser, se cuentan sus impresiones (no las digitales, esas ya las tienen contadas).
¿Qué opinás Caro? Dale tiempo a la vida Cris, ese hombre está en otra cosa…
Ché! Que desastre la película por Diosssssssssss!!! ¿qué película? Ah! lo que vimos, del montón, para el mejor de los olvidos.
Después Cristina sopesa, lo que se rescata limpito del día entero. Una amiga es imprescindible siempre, y en algunos momentos, invalidante su ausencia!!! ¡Si tendremos cosas por aprender! Dicen a coro. Y sí, tenemos, por suerte.