Te perdiste
de andar desnuda por la arena y no pudiste sola sortear el desapego.
No pudiste
escuchar el silbido de hielo, de las
manos caídas justo al lado del cuerpo.
Recorriste
la pena sin preguntar por dónde, y arrancaste del centro un gemido de hielo. Y
te venciste entera, los ojos en suspenso, la boca adolorida en tu cansado
cuerpo. Recordaste ese día las perlas de tus sueños? Los pisos que bailabas
entretejiendo velos? Hundir tu pie en el barro hasta dejar de verlo?