no debo ni siquiera pronunciarlo.
El grito de silencio en mi garganta,
debes bajo tus labios cobijarlo.
Crece benigna la frondosa planta,
crece el fruto tu debes cosecharlo.
De tules y bolillos es la manta,
Seda fina para ornamentarlo.
Es un susurro apenas esbozado,
que late en tu silencio y mi congoja,
tras un telón silente rebozado.
Es mi bien a tus piernas anidado,
ávido cargamento de tu alforja,
dulce sangre que late en mi costado.
Hermoso como los ya acostumbrados.
ResponderEliminarFelicitaciones por el blogs, es un espacio muy cálido, que con tus palabras, la música y las imágenes, te invita a pasar, instalarte,.. abandonar las mochilas, descalzarnos, hacernos un lugarcito, y como un ritual generoso,dejar volar el alma, y el corazón, impregnándonos de esta atmósfera,... Qué lindo, gracias!!!
Profundo y de una sensibilidad increíble. Un verdadero "susurro" que roza el alma y la acaricia con dulzura, impregnándola de paz.
ResponderEliminarGracias Marisa, Clarisa! Qué comentarios amorosos...
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