Revolver en
las cajas, desordenar cosas y argumentos que fueron convincentes, tal vez en
otro texto. Decires en cojines, amordazados en algún lugar del cuerpo.
Arrancar
los abrojos del recuerdo, y pulir con mano suave ese deshielo. Rostros
acuartelados, en busca de elocuencia, renglones donde anclar, la lumbre de
algún fuego. Hoy, las escuché sin verlas.
Palabras que salían al paso, de todos los costados, bañadas de silencio.
De pronto un sacudón y desde el fondo, llegaron en reflejos, humedades
antiguas, voluntades de aireo. Se me antojó salir a ventilar mudeces a sorbos
de buen tiempo. Emocionar la palabra cruda, embellecerle el cuerpo. Y en eso
estoy, pensando y dejando resbalar cuestiones a mis dedos.
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