Tenía
que estar bien al fondo y sin embargo emergía...
Aunque
bien pensado, nada que empieza te avisa, quedan algunos brazos
colgando, porque no todas las noches son de abrazos y no todas las
vidas son de amores. Hay jardines que no van a volver a ver la luz.
Hay
también algo insondable en el alma humana: cualquier viaje hacia su
centro tiene inconvenientes. No existe brújula adecuada que conduzca
hasta allí de forma segura. Viaje interminable por rutas
desconocidas.
Ante
la ficción de la partida inevitable, es imposible no sucumbir a la
tentación de volver y hacer presente el pasado. Pasado de viajes
infinitos que conducen siempre al centro.
Aunque
no hay espejo que refleje el silencio absoluto, se dijo ella, y no
intentó darle forma a eso. Sólo podría lograr, con esfuerzo, una
especie de humo, algo difuso, que la atravesara y siguiera camino,
dejándola en pantuflas por la vida.
Entonces
fue al galpón, encontró un eje de rueda bastante pesada y una
cuerda resistente. Ató todo las ganas de vivir para que regresaran y
pudieran ayudarla a encontrar el camino menos peligroso a casa.
Una
casa que cobijó el bien y el mal, la tristeza y la alegría, el
dolor y la felicidad, un lugar donde los afectos se cruzaron en un
entramado de luz, presente y pasado que no se volverían a repetir
porque ella, ya no encontraba el camino para emerger.
Y
se hundió. ¡Por fin se hundió!
Los
recuerdos tormentosos se mezclaron con sus sueños como gotas de
lluvia en cualquier tejado. Nada podía hacer más que intentar
despertar, pero se le hacia imposible.
Todos
esperaban de ella su máxima atención pero no había brújula
posible. Su cansancio la había dejado tirada en un sueño
interminable. Hay jardines que no van a volver a ver la luz...
Autores:
Claudia Olivera, Camila Godoy Gutiérrez, Nancy Graciela Nasr, Rosa
María Fiocchetta, Juan Terra, José Luis Perera López, Silvana
Magda de Lima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios me ayudan a aprender