Voy por una manta para abrigar la
noche. Viene cayendo despacio y muy callada. Está temblando junto a
la ventana. El frío la encontró y no la deja, se le quedó pegado y
ella, no se bien por qué, no se lo sacude. Será que no le molesta
porque lo conoce largo?. Cuentan que se encontraron por primera vez
en descampado y se amaron con locura por un tiempo. Pero la gente
dice muchas cosas, que el calorcito de verano también la ama, que
en realidad no tiene amores... Y yo sonrío pensando que, a lo mejor,
la muy presumida coquetea con ambos, apostando a que no se
encuentren. Flor de pilla. No va a serlo? Ella es sabia y protege
todos los resbalones que va dando la gente.
Ella da cobijo, lo hace porque es madre
que ha parido cien mil veces y otras tantas ha entregado sus hijos a
la vida. Claro, es amiga de la luna y así cualquiera se anima a
soltar los hijos, sabiendo que están en buenas manos. Ahora me quedé
pensando... será necesario abrigarla a ella? No sé, yo creo que sí,
la veo que tiembla, hace cristalitos en la ventana, como queriendo
llamar la atención. Porque por ahí la pifiamos, pensando que ella
es grande, que no necesita nada, que se las arregla sola y vaya uno a
saber! Mirá si en serio está helada y necesita abrigo?
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