Harta me tenés, HARTA!! decía mi
madre cuando los seres humanos en vías de desarrollo que estaba
criando (mi hermana y yo) nos poníamos un poco impertinentes :)
A quienes defienden el uso estricto del
lenguaje, os digo: “tenéis razón”. A quienes desean
modificarlo, cotidianizarlo, “coloquializarlo” les digo, “Ustedes
también”.
Se sabe que hay palabras que no tienen
femenido, es un hecho. “Influyente”, “Interesante” y
“Consecuente” no lo tienen: “Es una persona influyente”,
“Leí un libro interesante”, “Fui consecuente en mis acciones”.
En estas frases no cabe duda de dónde está el sujeto y el género
del mismo no cambia el adjetivo. No decimos: "Es una mujer consecuenta", no es la idea.
Cuando hablamos de Presidente con
mayúscula, no estamos adjetivando necesariamente, cosa que haríamos
si dijéramos “Tu actitud en esa reunión fue muy presidente”. No
lo usamos así, lo usamos como sustantivo, a saber “Presidente”,
quien ostenta la autoridad en una Nación, República, País o como
gusten llamarle a la comarca :)
Entonces si los argentinos tienen una
Presidenta y le quieren llamar así, pueden.
Si este argumento no fuese suficiente o
careciese de fundamentación lingüística por ignorancia mía, tengo
otro para presentarles: La lengua está viva, no congelada. Por eso
hoy no decimos “vosotros tenéis razón”, decimos “Ustedes
tienen”, aunque esto en su momento haya parecido un lenguajicidio.
Alguna vez rechinó “bagayo”, y hoy está en el diccionario de la
RAE. En fin, amigos y amigas, el lenguaje inclusivo se está
contruyendo. Cuando algo está en proceso de construcción, en
simultáneo deconstruye un modelo anterior que con mucho trabajo se
había consolidado. Por eso, construir “visibilidad” para algunas
cuestiones de género, da trabajo y hay que ser un poco impertinentes
para lograrlo. Lenguaje inclusivo no es sólo decir “A los y las”,
sino empezar por decir “A quiénes”, en vez de “A los que”,
podemos decir “Todas las personas piensan” en lugar de “Todos
pensamos”. El genérico masculino existe y lo usamos, pero además,
abusamos de él. Si para crear conciencia de género tenemos que ser
pesados y pesadas, por el tiempo que sea necesario lo seremos. Hasta
que sea tan natural como andar en bicicleta, usar otros genéricos y
darnos cuenta al toque, de que hay un modelo funcionando en nuestra
mente. Y conste que no digo que los modelos sean malos, por lo
general rompemos uno para construir otro. Sólo digo que van
cambiando, se transforman y nos permiten interpretar la realidad de
diferentes maneras. Tenemos que abrir la cabeza, nada más.
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