Luz de luna
llena y cielo negro. Secretos y plegarias, suben como haces de luz, a rozar tu
ternura blanca. Amiga de tristezas y soledades, te paseas por el cielo de la
noche, avergonzando estrellas presumidas. Acaso por tener luz propia son más
sabias?
Las
estrellas se caen, he visto algunas, un bello halo las persigue y se esfuma en
el infinito. La gente le pide deseos a las estrellas que caen, como si
pudieran, mientras vuelan, hacer milagros. No saben que la luna no cae, a ella
se le piden las cosas y los demás asuntos que no son cosas.
La luna
hace magia, mezcla canciones dentro de la cabeza con imágenes y aromas, los
combina, los renueva. Ella traza rutas. Por allí pasan los amores perdidos que
siguen su camino ajeno. Caminos perdidos de amores ajenos. Allí van a dar los
besos y los abrazos que no se dan los que se quisieron. Como zona de desguace
de caricias olvidadas, de miradas que no llegaron a ser. Se reciclan, claro,
para nuevos amantes. Apenas una idea tiene la gente de lo sabia y habilidosa
que es la luna.
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