martes, 8 de febrero de 2011

Sólo el tiempo.

Sólo el tiempo… el que casi todo lo puede, hará que se desdibuje esa caricia desprevenida que hace surco en la espalda, erizándolo todo a su paso. Es relativamente sencillo, con el tiempo, lograr que desaparezca el sabor del beso inmaculado que sólo trae mieles y hace cruces en la frente de los que se besan. Quien puede sentir en su cuello el tibio aroma del otro y viajar hasta dentro mismo de su alma en un relámpago… puede perfectamente salir de allí y esfumarse, dejando apenas un retazo de tul en su corazón por siempre. No está de más tener el corazón adornado, si es con flores, tules y encajes, todo lo bello y lo suave lo embellece y alimenta. La vida sigue, y el camino abierto te espera para que siembres a tu paso, el mar te espera y el bosque, la música sigue sonando y ese diminuto momento, no va a huir, no se irá. Cuando hay una marca inclemente, que te deleita y atormenta el sueño, sólo el tiempo… la atenuará transformándola en tibio recuerdo.

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