domingo, 4 de noviembre de 2012

Adentro de una risa


Hay dolores que nos habitan siempre. Con desparpajo caliente se solazan, desabrochando almas y jugando, por disfrutar nomás de contar lágrimas.
Las penas van cambiando de color y camufladas se te cuelan mil veces a pequeños intervalos, y las ves diferentes, y todas duelen, aunque ya hayan dolido anteriormente.
Pero por muchos que sean los espantos, todos quedan por fuera del adentro de una risa. Hay un abrazo que engloba los espejos sonoros y los cantos del Tero en la campiña. Por tanto hay que dejar, que te aprese y te avise, que allí donde te habitan los demonios, los que duelen de noche cuando se distrae el sueño, hay pinceles de luz y cantos encendidos. Y que una risa puede, si tiene los ojos adecuados, preñar de color tus redomadas penas.  

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