domingo, 2 de diciembre de 2012

Pechos de siembra


Lo que se siembra en el pecho, allí mismo prende. Lágrimas, sudores, besos, todo prende, independientemente de la estación del año. No creas que por ser primavera florecerá más, nada de eso, las simientes de amor en el pecho, hacen raíz rapidito y se aquerencian aunque haga frío. Porque los pechos son almácigos ebrios que ya saben de risas y llantos, antes de que se produzcan, están preparados para eso desde el principio. Un niño duerme en el pecho de su madre, la tierra se afirma, las raíces nunca se separarán del todo y aunque lejos, aún se nutrirán un poco allí, cuando sea necesario. Una mujer se recuesta en el pecho de su amante, y deja allí la marca de su perfil, tallado en rocío, alimentado de sol y luna, y de corazón que late. Por eso digo y siento, que el pecho es un lugar sagrado, allí pasan cosas importantes, definitivas. Allí la angustia hace nudo y duele, allí la alegría hace gorgoritos y explota de luz... Si, que nunca nos falte, un pecho claro donde reposar el silencio de tantas noches cansadas.

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