sábado, 7 de julio de 2012

Desenredando el alma.

Cuando el alma se enreda hay que ir despacito, sus fibras delicadas requieren mucho cuidado. Es recomendable ponerla a remojo con agua tibia y aceites esenciales. Luego hay que abrigarla, para que repose y se vayan separando los hilos, ablandando los nudos. Es así que quedaría en condiciones para peinarla. Hay que proceder con manos suaves, ya que un peine o cepillo podrían dañar su textura. Hay mil razones por las cuales se te enreda el alma, desencuentros e imprevistos, fríos y desamores... Las precauciones que hay que tomar al devanarla son fundamentales. No intentes un ovillo apretado, dale mejor la consistencia de la espuma. Aliméntala con música suave, con historias, con bellos sueños, con amores. No la dejes al descubierto, es importante saber que está a nuestro cargo. Si vienen provisiones del afuera, bienvenidas sean, siempre ayudan al mantenimiento de un alma desenredada y saludable. Pero no esperes por eso, debemos esmerarnos porque nada es más sustentable que el amor que nosotros mismos le prodigamos. Cuida su salud y verás como pronto florece! Ella existe para prodigarse, para conversar con otras, para contagiar vida.

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