martes, 20 de abril de 2010

Ilusión



Yermo, el terreno ya no abriga tus semillas. Solo en el rastrojo, te llueve encima, y el agua se escurre rauda sin que puedas absorberla. Tus raíces, se han ido debilitando, bastará una brisa para tumbarte y ya no más.
Si alguna vez tu sombra cobijó, hoy resuenan los ecos del viento al descampado.
Las fuertes ramas de tus brazos se han secado, el fuerte tronco de tus piernas, lleno de huecos, no sostiene.
Y no habrá sido por falta de cuidados, el cariño de ella mantuvo tu savia viva, las hojas verdes en la frondosa copa y esa prestancia que desafiaba al viento y a la helada.
Era pura ilusión, no existía en realidad el enhiesto Roble, sólo en su loca cabeza, plena de fantasía, viendo verdores y matices donde sólo hay gris plomo.

Falta tu estampa en su paisaje, ni rastros de tu sombra, tierra seca y quebradiza vela tu entorno y la mujer, triste, con el cabello al viento, busca y rebusca entre sus recuerdos, recuperar el esplendor, te necesita vivo. Aunque tenga que inventarte.

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